Paralelamente al universo físico donde la gravedad del Paraíso mantiene todas las cosas juntas, existe el universo espiritual en el que la palabra del Hijo interpreta el pensamiento de Dios y, cuando «se hace carne», demuestra la amante misericordia de la naturaleza combinada de los Creadores asociados. Pero en toda esta creación material y espiritual, y a través de ella, hay un vasto escenario en el cual el Espíritu Infinito y su progenie espiritual manifiestan la misericordia, la paciencia y el afecto sempiterno combinados de los padres divinos hacia los hijos inteligentes de su concepción y creación cooperativas. El ministerio sempiterno para la mente es la esencia del carácter divino del Espíritu. La entera descendencia del Creador Conjunto participa de este deseo de ministrar, de este impulso divino a servir.
Dios es amor, el Hijo es misericordia, el Espíritu es ministerio—el ministerio del amor divino y de la misericordia sin fin para toda la creación inteligente. El Espíritu es la personificación del amor del Padre y de la misericordia del Hijo; en él están ellos eternamente unidos para el servicio universal. El Espíritu es amor aplicado a la creación de criaturas, el amor combinado del Padre y el Hijo.
En Urantia el Espíritu Infinito es conocido como una influencia omnipresente, una presencia universal, pero en Havona vosotros le conoceréis como una presencia personal de auténtico servicio. Aquí el ministerio del Espíritu Paradisiaco es el modelo ejemplar e inspirador de cada uno de sus Espíritus coordinados y personalidades subordinadas que ministran a los seres creados en los mundos del tiempo y del espacio. En este universo divino el Espíritu Infinito participó plenamente en las siete apariciones trascendentales del Hijo Eterno; asímismo participó con el Hijo Micael original en las siete encarnaciones en los circuitos de Havona, llegando a ser por ello el ministro espiritual compasivo y comprensivo para todos los peregrinos del tiempo que atraviesan estos círculos perfectos en las alturas.
Cuando un Hijo Creador de Dios acepta la responsabilidad de crear un proyecto de universo local, las personalidades del Espíritu Infinito se comprometen a ser los ministros incansables de este Hijo Micael en su misión de aventura creadora. Especialmente en las personas de las Hijas Creativas, los Espíritus Maternos del universo local, encontramos al Espíritu Infinito dedicado a la labor de fomentar la ascensión de las criaturas materiales a niveles de logro espiritual cada vez más altos. Todo este trabajo de ministerio para las criaturas se lleva a cabo en perfecta armonía con los propósitos, y en íntima asociación con las personalidades, de los Hijos Creadores de estos universos locales.
Así como los Hijos de Dios emprenden la gigantesca tarea de revelar la personalidad amante del Padre al universo, el Espíritu Infinito se dedica al interminable ministerio de revelar el amor combinado del Padre y del Hijo a las mentes individuales de los hijos de cada universo. En estas creaciones locales el Espíritu no desciende a las razas materiales en semejanza de la carne mortal como lo hacen algunos de los Hijos de Dios, sino que el Espíritu Infinito y sus Espíritus coordinados descienden, sometiéndose alegremente a una serie sorprendente de atenuaciones de la divinidad, hasta aparecer como ángeles para estar a vuestro lado y guiaros por las sendas más bajas de la existencia terrenal.
Por esta misma serie decreciente el Espíritu Infinito realmente, y como persona, se acerca bastante a todos los seres de las esferas de origen animal. Y todo esto el Espíritu lo hace sin invalidar en lo más mínimo su existencia como Tercera Persona de la Deidad en el centro de todas las cosas.
El Creador Conjunto es verdadera y eternamente la gran personalidad ministradora, el ministro de la misericordia universal. Para comprender el ministerio del Espíritu, ponderad la verdad de que él es el retrato combinado del amor infinito del Padre y la eterna misericordia del Hijo. Sin embargo, el ministerio del Espíritu no está restringido solamente a la representación del Hijo Eterno y del Padre Universal. El Espíritu Infinito posee también el poder de ministrar a las criaturas del reino en su propio nombre y derecho; la Tercera Persona es de dignidad divina y otorga también en su propio nombre el ministerio universal de la misericordia.
A medida que el hombre aprende más sobre el servicio amoroso e incansable de las órdenes menores de los seres de la familia de este Espíritu Infinito, tanto más admirará y adorará la naturaleza trascendente y el carácter sin igual de esta Acción combinada del Padre Universal y el Hijo Eterno. Verdaderamente es este Espíritu «los ojos del Señor que siempre están sobre los justos» y «los divinos oídos que siempre están abiertos a sus oraciones».