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La Raza Violeta Después de los Días de Adán

3. Las Primeras Expansiones de los Adanitas

78:3.1

La raza violeta conservó las tradiciones pacíficas de Edén durante muchos milenios, lo cual explica su gran demora en efectuar conquistas territoriales. Cuando sentían presión de la superpoblación, en vez de hacer la guerra para conseguir más territorio, enviaban a las otras razas el excedente de habitantes como maestros. No fue duradero el efecto cultural de estas primeras migraciones, pero la absorción de los maestros, mercaderes y exploradores adanitas produjo en los pueblos circundantes un efecto vigorizador desde el punto de vista biológico.

78:3.2

Tempranamente se desplazaron algunos adanitas al valle del Nilo; otros se adentraron en Asia hacia el este, pero éstos constituían una minoría. El movimiento masivo más reciente se dirigió en forma extensa hacia el norte y de ahí hacia el oeste. Fue, por lo general, una ola hacia el norte, gradual, mas incesante; la mayoría se abrió camino hacia el norte, y luego bordeó el Mar Caspio hacia el oeste, terminando por introducirse en Europa.

78:3.3

Hace alrededor de veinticinco mil años muchos de los elementos adanitas más puros iban bien encaminados en su viaje hacia el norte. A medida que avanzaban hacia el norte, fueron volviéndose cada vez menos adánicos hasta que, hacia los tiempos de la ocupación de Turquestán, habían llegado a mestizarse a fondo con las otras razas, máxime con los noditas. Muy pocos pueblos de pura cepa violeta nunca se adelentaron lejos en Europa o Asia.

78:3.4

Desde aproximadamente 30.000 hasta 10.000 a. de J.C. se producían por todas partes del suroeste de Asia mezclas raciales que hicieron época. Los habitantes de las tierras altas de Turquestán eran un pueblo viril y vigoroso. Al noroeste de la India perduraba gran parte de la cultura de los tiempos de Van. Más lejos al norte de estos asentamientos se había preservado lo mejor de los primitivos andonitas. Estas dos razas de cultura y carácter superiores fueron absorbidas por los adanitas que se desplazaban hacia el norte. Este amalgamiento resultó en la adopción de muchas ideas nuevas; facilitó el progreso de la civilización y adelantó considerablemente todas las fases del arte, las ciencias y la cultura social.

78:3.5

Al terminar el período de las primeras migraciones adánicas, alrededor de 15.000 a. de J.C., ya había más descendientes de Adán en Europa y Asia central que en el resto del mundo entero, incluso que en Mesopotamia. Las razas azules europeas habían sido infiltradas en gran medida. Las extensiones meridionales de las tierras conocidas hoy en día como Rusia y Turquestán estaban ocupadas por una gran reserva de adanitas mezcladas con noditas, andonitas y sangik rojos y amarillos. Europa meridional y las riberas del Mediterráneo estaban ocupadas por una raza combinada de pueblos andonitas y sangik—anaranjados, verdes e índigos– con una pizca de la cepa adanita. Asia Menor y las tierras de Europa oriental central estaban ocupadas por tribus que eran predominantemente andonitas.

78:3.6

Una raza de color combinada, que por esta época fue reforzada considerablemente por los que llegaban de Mesopotamia, se había establecido en Egipto y se preparó a adueñarse de la cultura del valle del Eufrates que iba desapareciendo. Los pueblos negros iban desplazándose cada vez más hacia el sur en África y, al igual que la raza roja, quedaron prácticamente aislados.

78:3.7

La civilización sahariana había sido trastornada por sequías y la de la cuenca del Mediterráneo, por inundaciones. Las razas azules, hasta este momento, no habían logrado desarrollar una cultura avanzada. Los andonitas aún estaban dispersos por las regiones ártica y asiática central. Las razas verde y anaranjada habían sido exterminadas como tal. La raza índiga se iba mudando hacia el sur de África, en donde comenzaría su deterioro racial lento, pero prolongado.

78:3.8

Los pueblos de la India estaban estancados, con una civilización que no hacía progresos; los hombres amarillos consolidaban lo que poseían en Asia central; los hombres morenos aún no habían iniciado su civilización en las islas cercanas del Pacífico.

78:3.9

Estas distribuciones de las razas, relacionadas con los extensos cambios climáticos, dispusieron el escenario mundial para la inauguración de la era andita de la civilización urantiana. Estas migraciones primitivas abarcaron un período de diez mil años, desde 25.000 hasta 15.000 a. de J.C. Las migraciones más recientes o anditas se extendieron desde alrededor de 15.000 hasta 6000 a. de J.C.

78:3.10

Tardaron las primeras olas de adanitas tanto tiempo para atravesar Eurasia que su cultura se perdió en gran parte por el camino. Sólo los anditas más recientes se trasladaron con suficiente velocidad como para conservar la cultura edénica a grandes distancias de Mesopotamia.


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