AL OPTAR Adán por dejar sin oposición el primer jardín a los noditas, él y sus seguidores no podían dirigirse hacia el oeste, pues los edenitas no contaban con barcos adecuados para tal aventura marina. No podían dirigirse hacia el norte pues los noditas del norte ya venían marchando hacia Edén. Tenían miedo de dirigirse hacia el sur; las colinas de esa región estaban infestadas de tribus hostiles. El único camino que les quedaba abierto era el del este, de modo que viajaron al este, hacia las regiones enclavadas entre los ríos Tigris y Eufrates que en ese entonces eran atractivas. Y gran parte de los que se habían quedado atrás se desplazaron posteriormente hacia el este para unirse con los adanitas en el valle, su nuevo lugar de residencia.
Nacieron tanto Caín como Sansa antes de que la caravana adánica alcanzara su destino final entre los ríos de la Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, pereció al nacer su hija; Eva sufrió mucho pero sobrevivió, debido a su fortaleza superior. Eva amamantó a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa llegó a ser mujer de gran capacidad. Se casó con Sargán, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al progreso de los hombres azules de aquellos tiempos.