HACE alrededor de un millón de años los antepasados inmediatos del género humano aparecieron por primera vez mediante tres mutaciones sucesivas y repentinas, siendo el resultado de la raza primitiva del tipo de lémur de los mamíferos placentarios. Los factores dominantes de estos primeros lémures se derivaron del grupo occidental, o anteriormente americano, de plasma vital que venía evolucionando. Pero antes de establecerse la línea directa de la descendencia humana, las aportaciones de la implantación central de vida, que había evolucionado en África, reforzaron esta raza. El grupo oriental de vida casi no contribuyó nada a la producción de hecho de la especie humana.