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Los Príncipes Planetarios

4. Las Sedes Centrales y las Escuelas Planetarias

50:4.1

El séquito corpóreo del príncipe pronto organiza las escuelas planetarias de capacitación y cultura, en las que se instruye a la crema de las razas evolucionarias y luego se los envía a que enseñen estas mejores maneras a su pueblo. Estas escuelas del príncipe están ubicadas en la sede central material del planeta.

50:4.2

El séquito corpóreo realiza mucha de la tarea física conectada con el establecimiento de esta ciudad sede central. Estas ciudades sede central, o establecimientos, de los primeros tiempos del Príncipe Planetario son muy distintas de lo que un mortal urantiano podría imaginar. Son, en comparación con edades posteriores, sencillas, estando caracterizadas por embellecimientos minerales y por una construcción material relativamente avanzada. Y todo esto contrasta con el régimen adánico que se centra alrededor de una sede central jardín, desde la cual se realiza su tarea para bien de las razas durante la segunda dispensación de los Hijos universales.

50:4.3

En el establecimiento sede central en vuestro mundo cada morada humana tenía abundancia de tierra. Aunque las remotas tribus seguían cazando y cosechando alimento, los estudiantes y maestros en las escuelas del príncipe eran todos agricultores y horticultores. El tiempo se dividía en forma aproximadamente equivalente entre las siguientes actividades:

50:4.4

1. Tarea física. Labranza de la tierra, asociada con embellecimiento y construcción de viviendas.

50:4.5

2. Actividades sociales. Representación de obras y agrupaciones sociales culturales.

50:4.6

3. Aplicación instruccional. Instrucción individual en relación con la enseñanza del grupo familiar, suplementada por clases de capacitación especializada.

50:4.7

4. Capacitación vocacional. Escuelas de matrimonio y formación de hogar, escuelas de arte y artesanía, y las clases para la capacitación de los maestros—seculares, culturales y religiosos.

50:4.8

5. Cultura espiritual. La hermandad de los maestros, el esclarecimiento de la infancia y de los grupos juveniles, y la capacitación de los hijos nativos adoptados como misioneros para su pueblo.

50:4.9

Un Príncipe Planetario no es visible para los seres mortales; es una prueba de fe creer las representaciones de los seres semimateriales de su séquito. Pero estas escuelas de cultura y capacitación están bien adaptadas para las necesidades de cada planeta, y pronto se desarrolla una rivalidad aguda y laudatoria entre las razas de los hombres en sus esfuerzos por ganar admisión a estas varias instituciones de aprendizaje.

50:4.10

Desde estos centros mundiales de cultura y logro se irradia gradualmente a todos los pueblos una influencia elevadora y civilizante que lenta y certeramente trans-forma a las razas evolucionarias. Mientras tanto, los hijos instruidos y espiritualizados que vienen de entre los pueblos de alrededor y que han sido adoptados y capacitados en las escuelas del príncipe retornan a sus grupos nativos y, dentro de su capacidad, están allí estableciendo nuevos y poderosos centros de enseñanza y cultura, que llevan adelante de acuerdo con el plan de las escuelas del príncipe.

50:4.11

En Urantia estos planes de progreso planetario y avance cultural estaban bien encaminados, procediendo de la manera más satisfactoria, cuando la adherencia de Caligastia a la rebelión de Lucifer llevó la entera empresa a un fin precipitado e ignominioso.

50:4.12

Fue para mí uno de los episodios más profundamente chocantes de esta rebelión cuando supe de la dura perfidia de un ser de mi propia orden de filiación, Caligastia, quien deliberadamente y con alevosía, sistemáticamente pervirtió la instrucción y emponzoñó las enseñanzas provistas en todas las escuelas planetarias de Urantia que se encontraban en funcionamiento en esa época. El hundimiento de estas escuelas fue rápido y completo.

50:4.13

Muchos de la progenie de los seres ascendentes del séquito materializado del Príncipe se mantuvieron leales, desertando las filas de Caligastia. Los síndicos Melquisedek de Urantia alentaron a estos seres leales y en tiempos posteriores sus descendientes hicieron mucho por defender los conceptos planetarios de la verdad y la rectitud. El trabajo de estos evángeles leales ayudó para prevenir la obliteración total de la verdad espiritual en Urantia. Estas almas valerosas y sus descendientes mantuvieron vivo cierto conocimiento del gobierno del Padre y preservaron para las razas del mundo el concepto de las dispensaciones planetarias sucesivas de las distintas órdenes de los Hijos divinos.


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