JESÚS y los apóstoles llegaron a Capernaum la tarde del martes 13 de enero. Como de costumbre, establecieron su cuartel general en la casa de Zebedeo en Betsaida. Ya Juan el Bautista había sido ajusticiado, y Jesús se preparaba para lanzar abierta y públicamente su primera gira de predicación en Galilea. La nueva del regreso de Jesús se corrió rápidamente por toda la ciudad, y al día siguiente, temprano, María la madre de Jesús partió apresuradamente camino a Nazaret para visitar a su hijo José.
Jesús pasó el miércoles, el jueves y el viernes en la casa de Zebedeo, instruyendo a sus apóstoles en preparación de la primera gira prolongada de predicación pública. También recibió a muchos interesados sinceros a quienes enseñó tanto en grupos como individualmente. Encargó a Andrés que dispusiera lo necesario para que Jesús hablase en la sinagoga ese sábado.
El viernes al fin de la tarde la hermana menor de Jesús, Ruth, lo visitó en secreto. Pasaron juntos casi una hora, en una barca anclada a poca distancia de la costa. Ningún ser humano supo de esta visita, salvo Juan Zebedeo, a quien se le advirtió que nada dijera a nadie. Ruth fue la única entre los familiares de Jesús que creyó en la divinidad de su misión en la tierra constantemente y sin vacilaciones desde la temprana adquisición de su conciencia espiritual, y a lo largo del pletórico ministerio de Jesús, su muerte, su resurrección y ascensión; finalmente pasó Ruth a los mundos del más allá sin haber dudado jamás del carácter sobrenatural de la misión en la carne de su padre-hermano. A través de las duras tribulaciones del proceso, el repudio y la crucifixión, la pequeña Ruth fue el mayor consuelo de Jesús en cuanto se refería a su familia terrestre.