El consejo supremo de Salvington acababa de considerar la solicitud de los Portadores de Vida en el planeta 217 del sistema 87 de la constelación 61 en el sentido de que se enviara la ayuda de un Hijo Material. Este planeta estaba ubicado en un sistema de mundos habitados donde otro Soberano del Sistema se había descarriado, la segunda de estas rebeliones en todo Nebadon hasta ese momento.
A pedido de Micael, se postergó la acción relativa a la solicitud de los Portadores de Vida de este planeta hasta que fuera considerada y juzgada por Emanuel. Éste era un procedimiento irregular, y bien recuerdo que todos anticipamos algo fuera de lo común, y no tuvimos que esperar demasiado. Micael delegó la dirección del universo en las manos de Emanuel, confiando al mismo tiempo el mando de las fuerzas celestiales a Gabriel; habiendo así dispuesto de sus responsabilidades administrativas, se despidió del Espíritu Materno del Universo y desapareció del campo de despacho de Salvington precisamente como lo había hecho en las dos ocasiones previamente.
Como era de esperarse, al tercer día desde este acontecimiento apareció, sin anuncio, en el mundo sede central del sistema 87 de la constelación 61, un extraño Hijo Material, acompañado por un solo seconafín, acreditado por los Ancianos de los Días de Uversa y certificado por Emanuel de Salvington. Inmediatamente el Soberano del Sistema interino nombró a este nuevo y misterioso Hijo Material como Príncipe Planetario interino del mundo 217, e inmediatamente los Altísimos de la constelación 61 confirmaron esta designación.
De este modo este Hijo Material único comenzó su difícil carrera en un mundo de secesión, rebelión y en cuarentena, ubicado en un sistema sitiado, sin comunicación directa alguna con el universo exterior, trabajando a solas durante una entera generación de tiempo planetario. Este Hijo Material de urgencia logró conseguir el arrepentimiento y la reclamación del incumplido Príncipe Planetario y de su entero séquito y presenció la restauración del planeta al servicio leal de la ley del Paraíso tal como estaba establecida en los universos locales. A su debido tiempo, llegaron un Hijo y una Hija Materiales a este mundo rejuvenecido y redimido, y después de haber sido nombrados debidamente como gobernantes planetarios visibles, el Príncipe Planetario transitorio o de urgencia se despidió formalmente, desapareciendo cierto día al mediodía. Al tercer día posteriormente, Micael volvió a aparecer en su lugar acostumbrado en Salvington, y muy pronto las transmisiones del superuniverso difundieron la cuarta proclamación de los Ancianos de los Días anunciando el avance ulterior de la soberanía de Micael en Nebadon.
Lamento no tener permiso para narrar la paciencia, fuerza de carácter y pericia con la cual este Hijo Material se enfrentó a las difíciles situaciones de este confuso planeta. La reclamación de este mundo aislado es uno de los capítulos más hermosamente conmovedores en los anales de la salvación de todo Nebadon. A fines de esta misión todo Nebadon comprendió por qué su amado gobernante elegía embarcarse en estos autootorgamientos repetidos a semejanza de alguna orden subordinada de seres inteligentes.
Los autootorgamientos de Micael como Hijo Melquisedek, luego como Hijo Lanonandek y luego como Hijo Material son igualmente misteriosos y desafían explicaciones. En cada caso apareció repentinamente y como individuo plenamente desarrollado del grupo de autootorgamiento. El misterio de dichos autootorgamientos jamás será conocido excepto por parte de los que tienen acceso al círculo interior de los registros en la sagrada esfera de Sonarington.
Nunca, desde este maravilloso autootorgamiento como Príncipe Planetario de un mundo en aislamiento y rebelión, han caído los Hijos o Hijas Materiales de Nebadon en la tentación de quejarse de sus asignaciones o encontrar falla en las dificultades de sus misiones planetarias. Por siempre los Hijos Materiales saben que en el Hijo Creador del universo cuentan con un soberano comprensivo y un amigo compasivo, con alguien que ha «sido probado y comprobado en todos los aspectos», así como ellos mismos también deben ser probados.
Cada una de estas misiones fue seguida por una edad de servicio en aumento y mayor lealtad entre todas las inteligencias celestiales de origen universal, mientras que cada era sucesiva de autootorgamiento se caracterizó por avance y mejora en todos los métodos de administración universal y en todas las técnicas de gobierno. Desde este autootorgamiento ningún Hijo o Hija Material jamás se ha unido con conocimiento de causa, a una rebelión contra Micael; ellos le aman y respetan con gran devoción como para jamás rechazarlo conscientemente. Tan sólo a través de engaños y sofismas han llegado los Adanes de tiempos recientes a ser desviados por tipos más elevados de personalidades rebeldes.