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El Supremo y el Ultimo—El Tiempo y el Espacio

5. La Omnipotencia y la Composibilidad

118:5.1

La omnipotencia de la Deidad no implica el poder de hacer lo que no se puede hacer. Dentro del marco espacio-temporal y desde un punto de referencia intelectual de la comprensión mortal, aun el Dios infinito no puede crear círculos cuadrados ni producir mal que sea inherentemente bueno. Dios no puede hacer lo que no se parezca a Dios. Dicha contradicción de términos filosóficos es equivalente a una no entidad e implica que nada se crea de esta manera. Un rasgo de la personalidad no puede ser al mismo tiempo semejante y no semejante a Dios. La composibilidad es innata en el poder divino. Y todo esto se deriva del hecho de que la omnipotencia no sólo crea cosas con una naturaleza sino que también da origen a la naturaleza de todas las cosas y seres.

118:5.2

En el comienzo el Padre lo hace todo, pero a medida que el panorama de la eternidad se va abriendo en respuesta a la voluntad y a los mandatos del Infinito, se hace cada vez más aparente que las criaturas, aun los hombres, han de volverse los socios de Dios en la realización de la finalidad del destino. Y esto es verdad inclusive en el caso de la vida en la carne; cuando el hombre y Dios forman una asociación no se puede poner limitación alguna sobre las posibilidades futuras de tal asociación. Cuando el hombre se da cuenta de que el Padre Universal es su socio en la progresión eterna, cuando se fusiona con la presencia Paterna residente en él, ha roto, en espíritu, las cadenas del tiempo y ya ha entrado en las progresiones de la eternidad en pos del Padre Universal.

118:5.3

La conciencia mortal procede del hecho, al significado, y luego al valor. La conciencia del Creador procede del pensamiento-valor, a través de la palabra-significado, al hecho de la acción. Dios siempre debe actuar para romper el impase de la unidad no cualificada inherente a la infinidad existencial. La Deidad debe proporcionar siempre el universo que funciona como modelo, las personalidades perfectas, la verdad, belleza y bondad originales que anhelan todas las creaciones subdeidades. Dios debe siempre encontrar primero al hombre para que el hombre pueda más tarde encontrar a Dios. Siempre debe haber un Padre Universal antes de que pueda haber filiación universal y consiguiente hermandad universal.


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