La aparición de la presencia de poder universal del Todopoderoso es concomitante con la aparición en el escenario de acción cósmica de los altos creadores y controladores de los superuniversos evolucionarios.
Dios el Supremo deriva sus atributos espirituales y los de personalidad de la Trinidad del Paraíso, pero está actualizándose en poder en los hechos de los Hijos Creadores, los Ancianos de los Días y los Espíritus Rectores, cuyas acciones colectivas son la fuente de su poder creciente como soberano todopoderoso para los siete superuniversos y en ellos.
La Deidad No Cualificada del Paraíso es incomprensible para las criaturas evolutivas del tiempo y del espacio. La eternidad y la infinidad connotan un nivel de realidad de deidad que las criaturas espacio-temporales no pueden comprender. La infinidad de la deidad y la absolutez de la soberanía son inherentes a la Trinidad del Paraíso, y la Trinidad es una realidad que yace un tanto más allá de la comprensión del hombre mortal. Las criaturas espacio-temporales tienen que tener orígenes, relatividades y destinos para captar las relaciones universales y comprender los valores significativos de la divinidad. Por lo tanto la Deidad del Paraíso atenúa y de otra manera cualifica las personalizaciones extraparadisiacas de la divinidad, trayendo así a la existencia los Creadores Supremos y sus asociados, que por siempre llevan la luz de la vida cada vez más allá desde su fuente en el Paraíso hasta que encuentra su expresión más distante y bella en las vidas terrestres de los Hijos autootorgadores en los mundos evolucionarios.
Y éste es el origen de Dios el Séptuple, cuyos sucesivos niveles el hombre mortal los encuentra en el orden siguiente:
1. Los Hijos Creadores (y los Espíritus Creativos).
2. Los Ancianos de los Días.
3. Los Siete Espíritus Rectores.
4. El Ser Supremo.
5. El Actor Conjunto.
6. El Hijo Eterno.
7. El Padre Universal.
Los primeros tres niveles son los Creadores Supremos; los últimos tres niveles son las Deidades del Paraíso. El Supremo interviene constantemente como personalización espiritual experiencial de la Trinidad del Paraíso y como foco experiencial del poder evolucionario todopoderoso de los hijos creadores de las Deidades del Paraíso. El Ser Supremo es la revelación máxima de la Deidad a los siete superuniversos y a la presente edad del universo.
Mediante la técnica de la lógica mortal se podía deducir que la reunificación experiencial de los actos colectivos de los primeros tres niveles de Dios el Séptuple, podrían equivaler al nivel de la Deidad del Paraíso, pero esto no es el caso. La Deidad del Paraíso es Deidad existencial. Los Creadores Supremos, en su divina unidad de poder y personalidad, son constitutivos y expresivos de un nuevo potencial de poder de Deidad experiencial. Y este potencial de poder de origen experiencial encuentra unión inevitable e inescapable con la Deidad experiencial de origen Trinitario: el Ser Supremo.
Dios el Supremo no es la Trinidad del Paraíso, tampoco es él ninguno o todo de esos Creadores de los superuniversos cuyas actividades funcionales efectivamente sintetizan su poder todopoderoso en evolución. Dios el Supremo, aunque tiene su origen en la Trinidad, se manifiesta a las criaturas evolucionarias como una personalidad de poder sólo a través de las funciones coordinadas de los primeros tres niveles de Dios el Séptuple. El Supremo Todopoderoso ahora se factualiza en el tiempo y en el espacio a través de las actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, así como en la eternidad el Actor Conjunto destelló en ser por la voluntad del Padre Universal y del Hijo Eterno. Estos seres de los primeros tres niveles de Dios el Séptuple son la naturaleza misma y la fuente del poder del Supremo Todopoderoso; por lo tanto por siempre deben acompañar y sostener sus actos administrativos.