NO ES suficiente que el mortal ascendente conozca algo de las relaciones de la Deidad con la génesis y las manifestaciones de la realidad cósmica; también debería comprender algo de las relaciones existentes entre él mismo y los numerosos niveles de realidades existenciales y experienciales, algo de las realidades potenciales y actuales. La orientación terrestre del hombre, su discernimiento cósmico y su direccionización espiritual están enaltecidos por una mejor comprensión de las realidades del universo y de sus técnicas de interasociación, integración y unificación.
El gran universo presente y el universo maestro emergente están hechos de muchas formas y fases de la realidad que, a su vez, existen en diversos niveles de actividad funcional. Estos existentes y latentes múltiples han sido previamente sugeridos en estos documentos, y ahora los agrupamos para conveniencia conceptual en las siguientes categorías:
1. Finitos incompletos. Éste es el estado presente de las criaturas ascendentes del gran universo, el estado presente de los mortales de Urantia. Este nivel abarca la existencia de las criaturas desde el humano planetario hasta, pero sin incluir, a los que han logrado el destino. Pertenece a los universos desde sus comienzos físicos primitivos hasta su establecimiento en luz y vida, pero sin incluir a este último. Este nivel constituye la periferia presente de la actividad creadora en el tiempo y el espacio. Parece estar moviéndose hacia afuera desde el Paraíso, porque el cierre de la presente era universal, que presenciará la llegada del gran universo de luz y vida, también y con toda seguridad presenciará la aparición de algún nuevo orden de crecimiento de desarrollo en el primer nivel del espacio exterior.
2. Finitos máximos. Éste es el estado presente en todas las criaturas experienciales que hayan llegado a su destino—destino tal como es revelado dentro del alcance de la presente era universal. Aun los universos pueden llegar al máximo de su estado, tanto espiritual como físicamente. Pero el término «máximo» es en sí mismo un término relativo—¿máximo en relación con qué? Y lo que es máximo, aparentemente final, en la presente era universal puede que no sea más que un verdadero comienzo en términos de las eras venideras. Algunas fases de Havona parecen ser de orden máxima.
3. Trascendentales. Este nivel superfinito (antecedentemente) sigue a la progresión finita. Implica la génesis prefinita de los comienzos finitos y el significado postfinito de todo fin o destino aparentemente finito. Mucho del Paraíso-Havona parece ser de orden trascendental.
4. Últimos. Este nivel abarca lo que es significativo para el universo maestro y hace impacto en el nivel del destino del universo maestro completado. El Paraíso-Havona (especialmente el circuito de los mundos del Padre) es en muchos aspectos de significación última.
5. Coabsolutos. Este nivel implica la proyección de los experienciales sobre un campo de expresión creadora atrás del universo maestro.
6. Absolutos. Este nivel implica la presencia en la eternidad de los siete Absolutos existenciales. También puede comprender cierto grado de alcance asociativo experiencial, pero si es así, no comprendemos de qué manera, tal vez mediante el potencial de contacto inherente en la personalidad.
7. Infinidad. Este nivel es preexistencial y postexperiencial. La unidad no cualificada de la infinidad es una realidad hipotética antes de todos los comienzos y después de todos los destinos.
Estos niveles de realidad son simbolizaciones convenientes de compromiso de la presente era universal y para la perspectiva mortal. Existen muchas otras maneras de observar la realidad desde una perspectiva distinta de la perspectiva mortal y desde el punto de vista de otras eras universales. Por lo tanto es necesario reconocer que los conceptos aquí presentados son enteramente relativos, relativos en el sentido de que están condicionados y limitados por:
1. Las limitaciones de la lengua mortal.
2. Las limitaciones de la mente mortal.
3. El desarrollo limitado de los siete superuniversos.
4. Vuestra ignorancia de los seis propósitos primarios de desarrollo del superuniverso que no se refieren a la ascensión mortal al Paraíso.
5. Vuestra incapacidad de captar un punto de vista aun parcial de la eternidad.
6. La imposibilidad de describir la evolución cósmica y el destino en relación con todas las eras del universo, no tan sólo respecto de la era presente de desarrollo evolucionario de los siete superuniversos.
7. La incapacidad de toda criatura de captar lo que realmente se quiere significar por preexistenciales o postexperienciales—lo que yace antes de los comienzos y después de los destinos.
Las circunstancias de las sucesivas eras universales condicionan el crecimiento de la realidad. El universo central no sufrió ningún cambio evolucionario en la era de Havona, pero en las épocas presentes de la edad superuniversal está experimentando ciertos cambios progresivos inducidos por la coordinación con los superuniversos evolucionarios. Los siete superuniversos presentemente en evolución, alguna vez lograrán el estado establecido en luz y vida, lograrán el límite de crecimiento para la presente edad universal. Pero sin ninguna duda, la próxima edad, la edad del primer nivel del espacio exterior, liberará a los superuniversos de las limitaciones de destino de la era presente. La saciedad está continuamente siendo superpuesta sobre la consumación.
Éstas son algunas de las limitaciones que encontramos al intentar presentar un concepto unificado del crecimiento cósmico de las cosas, los significados y los valores y de su síntesis en niveles en constante ascensión de la realidad.