Aunque la fase más elevada del brahmanismo no fue estrictamente una religión, sí fue verdaderamente uno de los esfuerzos más nobles de la mente mortal en los dominios de la filosofía y de la metafísica. Habiendo comenzado con el deseo de descubrir la realidad última, la mente hindú no se detuvo hasta haber especulado sobre prácticamente todas las fases de la teología excepto el esencial concepto dual de la religión: la existencia del Padre Universal de todas las criaturas del universo y el hecho de la experiencia ascendente en el universo de estas mismas criaturas que tratan de alcanzar al Padre eterno, quien les ha mandado ser perfectos, así como él es perfecto.
En el concepto del Brahmán la mente de aquellos días verdaderamente captó la idea de un Absoluto que penetra todo, porque este postulado se identificaba al mismo tiempo como energía creadora y reacción cósmica. El Brahmán se concebía estar más allá de toda definición, capaz de ser comprendido sólo por la negación sucesiva de todas sus cualidades finitas. Era definitivamente una creencia en un ser absoluto, aun infinito, pero este concepto estaba en gran parte libre de atributos de la personalidad y por consiguiente no era experienciable por los religionistas individuales.
Brahmán-Narayana se concebía como el Absoluto, el infinito ELLO ES, la primordial potencia creadora del cosmos potencial, el Yo Universal que existe estático y potencial a través de toda la eternidad. Si los filósofos de aquellos días hubiesen sido capaces de hacer el siguiente avance en la concepción de la deidad, si hubiesen sido capaces de concebir al Brahmán como asociativo y creador, como una personalidad alcanzable por los seres creados y evolutivos, entonces dicha enseñanza quizás podría haberse transformado en el retrato más avanzado de la Deidad en Urantia, puesto que habría comprendido los primeros cinco niveles de la función total de la deidad y tal vez podría haber visualizado los dos restantes.
En algunas fases el concepto de la Superalma Universal Única como totalidad de la suma de toda la existencia en forma de las criaturas condujo a los filósofos indios muy cerca de la verdad del Ser Supremo, pero esta verdad no les ayudó porque no supieron evolucionar un camino razonable o racional de acceso personal a la meta teórica monoteísta del Brahmán-Narayana.
El principio karma de la continuidad causal está, en realidad, muy cerca de la verdad de la síntesis repercusiva de todas las acciones espacio-temporales en la presencia de Deidad del Supremo; pero este postulado nunca proveyó la posibilidad de que el religionista individual coordinadamente y en persona pueda lograr a la Deidad, tan sólo proveyó la sumersión última de toda personalidad en la Superalma Universal.
La filosofía del brahmanismo también llegó muy cerca de la comprensión de la presencia residente de los Ajustadores del Pensamiento, pero se pervirtió mediante un concepto erróneo de la verdad. La enseñanza de que el alma es el Brahmán residente habría preparado el camino para una religión avanzada si este concepto no hubiese sido totalmente viciado por la creencia de que no existe individualidad humana aparte de esta residencia del Universal Único.
En la doctrina del fundimiento del alma en la Superalma, los teólogos de la India no consiguieron disponer para la supervivencia de algo humano, algo nuevo y único, algo nacido de la unión de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. La enseñanza del retorno del alma al Brahmán es paralela de cerca a la verdad del retorno del Ajustador al regazo del Padre Universal, pero existe algo distinto del Ajustador que también sobrevive, la contraparte morontial de la personalidad mortal. Este concepto vital estuvo fatalmente ausente de la filosofía brahmánica.
La filosofía brahmánica ha aproximado muchos de los hechos del universo y se ha acercado a numerosas verdades cósmicas, pero demasiado frecuentemente ha caído víctima del error de ser incapaz de diferenciar entre los distintos niveles de realidad, tales como el absoluto, el trascendental y el finito. No ha sabido tomar en cuenta aquello que puede considerarse el finito-ilusorio en un nivel absoluto pero que puede ser absolutamente real en el nivel finito. Tampoco ha sabido reconocer la personalidad esencial del Padre Universal, quien es personalmente alcanzable en todos los niveles a partir del de la experiencia limitada de la criatura evolucionaria con Dios hasta la experiencia ilimitada del Hijo Eterno con el Padre del Paraíso.