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La Evolución Primitiva de la Religión

6. El Medio Ambiente de Espíritus y Fantasmas

86:6.1

El hombre heredó un medio ambiente natural, adquirió un medio ambiente social e imaginó un medio ambiente fantasmal. El estado es la reacción del hombre a su medio ambiente natural, el hogar a su medio ambiente social, la iglesia a su medio ambiente fantasmal ilusorio.

86:6.2

Muy pronto en la historia de la humanidad las realidades del mundo imaginario de los fantasmas y espíritus se volvieron universalmente creencias, y este mundo espiritual imaginado nuevamente se tornó un poder en la sociedad primitiva. La vida mental y moral de toda la humanidad fue modificada para siempre por la aparición de este nuevo factor en el pensamiento y la actuación humanas.

86:6.3

Dentro de esta importante premisa de ilusión e ignorancia, el temor a la muerte ha acumulado todas las supersticiones y religiones subsiguientes de los pueblos primitivos. Ésta fue la única religión del hombre hasta los tiempos de la revelación, y hoy en día muchas de las razas del mundo tan sólo tienen esta burda religión evolucionaria.

86:6.4

A medida que progresó la evolución, la buena suerte se empezó a asociar con los buenos espíritus y la mala suerte con los espíritus malignos. Las dificultades de una adaptación forzada a un medio ambiente cambiante se consideraban mala suerte, la ira de los fantasmas espíritus. El hombre primitivo lentamente desarrolló la religión, partiendo de su innato impulso natural hacia la adoración y de su interpretación errónea del azar. El hombre civilizado provee esquemas de seguro para sobreponerse a estas vicisitudes del azar; la ciencia moderna ofrece un actuario de seguros basado en la matemática para reemplazar a los espíritus ficticios y dioses capr ichosos.

86:6.5

Cada generación que pasa se ríe de las supersticiones tontas de sus antepasados, pero persiste en errores de pensamiento y de adoración que motivarán la risa de una posteridad esclarecida.

86:6.6

Pero por fin la mente del hombre primitivo estuvo ocupada con pensamientos que transcendían todos sus impulsos biológicos inherentes; por fin el hombre estaba a punto de desarrollar un arte de vivir basado en algo más que la respuesta a los estímulos materiales. Empezaban a brotar los comienzos de una primitiva norma filosófica para la vida. Una norma de vida sobrenatural estaba a punto de aparecer porque, si el fantasma espiritual airado desencadena la mala suerte y complacido, la buena suerte, la conducta humana habrá de reglamentarse según ello. El concepto del bien y del mal por fin se ha desarrollado; y todo ello mucho antes de los tiempos de las revelaciones en la tierra.

86:6.7

Con la aparición de estos conceptos, comenzó la prolongada y ruinosa lucha por apaciguar a los espíritus constantemente airados, la esclavitud y servidumbre al temor religioso evolucionario, ese prolongado desperdicio del esfuerzo humano en tumbas, templos, sacrificios y sacerdocios. Fue un precio tremendo y tremebundo que hubo que pagar, pero valió su costo, porque el hombre por este medio alcanzó una conciencia natural del bien y del mal relativos; ¡así nació la ética humana!


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