Hoy en día no hay razas puras en el mundo. Los pueblos de color primitivos y originales tienen tan sólo dos razas representativas que persisten en el mundo—el hombre amarillo y el hombre negro– y aun estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color ya desaparecidos. Aunque la así llamada raza blanca desciende predominantemente del antiguo hombre azul, está mezclada más o menos con todas las otras razas así como lo está el hombre rojo de las Américas.
De las seis razas sangik de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias—azul, roja y amarilla– eran en muchos aspectos superiores a las tres gentes secundarias, debe recordarse que estas razas secundarias tenían muchos rasgos deseables que hubiesen elevado considerablemente a los pueblos primarios si se hubieran podido absorber sus cepas mejores.
El prejuicio actual contra los «híbridos», «mestizos» y «medias castas» surge del hecho de que la fecundación cruzada moderna se produce en su mayor parte entre cepas burdamente inferiores de las razas. También se produce una progenie insatisfactoria cuando las cepas degeneradas de la misma raza se casan entre sí.
Si las razas de hoy en día de Urantia pudieran librarse del peso de las capas inferiores de seres deteriorados, antisociales, de mente débil y abandonados, no habría objeción a una amalgama limitada de las razas. Y si tales mezclas de raza pudieran ocurrir entre los tipos más elevados de las varias razas, habría aún menos objeciones.
La hibridación de las cepas superiores y disímiles es el secreto de la creación de cepas nuevas y más vigorosas. Esto es cierto entre las plantas, los animales y las especies humanas. La hibridación aumenta el vigor e incrementa la fertilidad. Las mezclas interraciales de las capas medias o superiores de varios pueblos aumentan considerablemente el potencial creador. tal como se demuestra en la población presente de los Estados Unidos de Norteamérica. Cuando estos apareamientos ocurren entre las capas inferiores o más bajas, la creatividad disminuye, tal como se indica en los pueblos de hoy día en el sur de la India.
La mezcla de razas contribuye grandemente a la aparición repentina de características nuevas, y si tal hibridación es la unión de cepas superiores, entonces esas nuevas características serán también rasgos superiores.
Hasta tanto las razas presentes estén tan sobrecargadas con cepas inferiores y degeneradas, la mezcla interracial en gran escala sería altamente perjudicial, pero la mayoría de las objeciones a dichos experimentos corresponden a los prejuicios sociales y culturales más bien que a las consideraciones biológicas. Aun entre las cepas inferiores, los híbridos son frecuentemente una mejora respecto de sus antepasados. La hibridación produce una mejora de la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla interracial aumenta la posibilidad de que un gran número de los deseables genes dominantes estén presentes en el híbrido.
Durante los últimos cien años ha habido más hibridación racial en Urantia que lo que ocurriera durante miles de años. El peligro de desarmonías burdas como resultado de la fecundación cruzada de las cepas humanas ha sido grandemente exagerado. Los problemas fundamentales de los «mestizos» se deben a los prejuicios sociales.
El experimento Pitcairn de mezclar a las razas blancas y polinesias arrojó resultados bastante buenos porque los hombres blancos y las mujeres polinesias pertenecían a cepas raciales relativamente buenas. La interrelación entre los tipos más elevados de las razas blanca, roja y amarilla traería inmediatamente a la existencia muchas características nuevas y biológicamente eficaces. Estos tres pueblos pertenecen a las razas sangik primarias. Las mezclas de las razas blanca y negra no son tan deseables en cuanto a sus resultados inmediatos, pero tampoco son tan objetables estos vástagos mulatos como querría hacerlos aparecer el prejuicio social y racial. Físicamente tal híbridos de blanco y negro son ejemplares excelentes de humanidad, a pesar de su ligera inferioridad en algunos otros respectos.
Cuando una raza primaria sangik se amalgama con una raza sangik secundaria, esta última es considerablemente mejorada a expensas de la primera. Y en pequeña escala—durante un largo período de tiempo– puede haber muy pocas objeciones serias a tal contribución sacrificada de las razas primarias para el mejoramiento de los grupos secundarios. Considerado desde un punto de vista biológico, los sangik secundarios eran en ciertos aspectos superiores a las razas primarias.
Después de todo, el verdadero peligro para la especie humana ha de encontrarse en la multiplicación sin restricciones de las cepas inferiores y degeneradas de los varios pueblos civilizados más bien que un supuesto peligro inherente a la mezcla interracial.
[Presentado por el Jefe de los Serafines estacionado en Urantia.]
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