La primitiva expansión de la raza violeta en Europa fue interrumpida por ciertos cambios climáticos y geológicos relativamente repentinos. Con el retiro de los hielos del norte los vientos cargados de agua del oeste cambiaron dirección hacia el norte, tornándose así gradualmente las grandes regiones abiertas de pastoreo del Sahara en un desierto desnudo. Esta sequía dispersó a los moradores más pequeños, morenos de ojos negros y cabezas alargadas, que habitaran la gran llanura del Sahara.
Los elementos índigos más puros se trasladaron hacia el sur a los bosques de África central, donde permanecieron desde entonces. Los grupos más mezclados se dispersaron en tres direcciones: las tribus superiores del oeste migraron a España y de allí a las zonas adyacentes de Europa, formando el núcleo de las futuras razas mediterráneas de cabeza alargada y color atezado. El grupo menos progresista del este de la llanura del Sahara emigró a Arabia y de allí a través de la Mesopotamia del norte y de la India al lejano Ceilán. El grupo central se trasladó al norte y al este del valle del Nilo y penetró en Palestina.
Es este substrato sangik secundario que sugiere cierto grado de parentesco entre los pueblos modernos que se encuentran en el Dekán, a través de Irán, Mesopotamia yambas orillas del mar Mediterráneo.
Por las épocas de estos cambios climáticos en África, Inglaterra se separó del continente, y Dinamarca emergió del mar, mientras que el istmo de Gibraltar, que protegía la cuenca occidental del Mediterráneo, cayó como resultado de un terremoto, de manera que este lago interior se elevó rápidamente al nivel del Océano Atlántico. Acto seguido se sumergió el puente terrestre siciliano, creando de esta manera un solo Mar Mediterráneo y conectándolo con el Océano Atlántico. Este cataclismo de la naturaleza inundó decenas de asentamientos humanos y ocasionó la mayor pérdida de vidas por inundación de la entera historia del mundo.
Esta inundación de la cuenca del Mediterráneo limitó inmediatamente los movimientos de los adanitas hacia el oeste, mientras que el gran influjo de saharianos los llevó a buscar salidas para su población en aumento hacia el norte y el este de Edén. A medida que los descendientes de Adán se trasladaban hacia el norte desde los valles del Tigris y del Eufrates, se encontraron con barreras montañosas y con el por entonces más expandido Mar Caspio. Y durante muchas generaciones los adanitas cazaron, atendieron sus rebaños y trabajaron la tierra alrededor de sus asentamientos desparramados por todo Turquestán. Lentamente este pueblo magnífico amplió su territorio hacia Europa. Pero ahora los adanitas penetran a Europa desde el este y se encuentran con la cultura del hombre azul, miles de años más primitiva que la de Asia puesto que esta región ha estado casi enteramente aislada de la Mesopotamia.