Durmieron Adán y Eva en Jerusem, y despertaron en el templo del Padre en Urantia en presencia de la imponente multitud reunida para recibirlos, se encontraron frente a dos seres de los que mucho habían oído hablar: Van y su fiel asociado Amadón. Fueron estos dos héroes de la secesión de Caligastia los primeros en darles la bienvenida en su nueva residencia jardín.
La lengua de Edén fue el dialecto andónico que hablaba Amadón. Van y Amadón habían mejorado marcadamente esta lengua creando un nuevo alfabeto de veinticuatro letras, y esperaban que se convirtiera en la lengua de Urantia a medida que la cultura de Edén se difundiera por el mundo. Adán y Eva habían adquirido total dominio de este dialecto humano antes de salir de Jerusem a fin de que este hijo de Andón oyera al eminente gobernante dirigirse a él en su propia lengua.
En aquel día hubo gran alborozo y júbilo por todo Edén; se apresuraron los corredores a buscar las palomas mensajeras reunidas de todas partes, mientras voceaban: «Soltad los pájaros que difundan la nueva de que ha llegado el Hijo prometido». Cientos de colonias de creyentes, año tras año, habían mantenido fielmente las reservas de estas palomas de crianza doméstica justamente para tal ocasión.
A medida que se propagaba la noticia de la llegada de Adán por todas partes, miles de miembros de las tribus cercanas aceptaron las enseñanzas de Van y Amadón, mientras que, durante muchos meses, los peregrinos continuaron entrando a raudales en Edén para recibir a Adán y Eva y para rendir homenaje a su Padre invisible.
Poco después de despertarse, Adán y Eva fueron escoltados al recibimiento formal en el gran promontorio al norte del templo. Se había abultado y aprestado este montículo natural para la instalación de los nuevos gobernantes del mundo. Aquí, a mediodía, la comisión urantiana de recepción acogió a este Hijo e Hija del sistema de Satania. Amadón era el presidente de esta comisión, que estaba compuesta de doce miembros que englobaba un representante de cada una de las seis razas sangik; el jefe interino de los seres intermedios; Annán, una hija leal y vocera de los noditas; Noé, el hijo del arquitecto y constructor del Jardín y ejecutor de los proyectos de su padre difunto; y los dos Portadores de Vida residentes.
El próximo acto fue la entrega del cargo de custodia planetaria a Adán y Eva por el Melquisedek decano, el jefe del consejo de los síndicos en Urantia. El Hijo y la Hija Materiales prestaron juramento de lealtad a los Altísimos de Norlatiadek y a Micael de Nebadon y fueron proclamados gobernantes de Urantia por Van, quien, por este medio, renunció a la autoridad titular que venía desempeñando desde hacía más de ciento cincuenta mil años en virtud de la acción de los síndicos Melquisedek.
A Adán y Eva se les atavió con ropajes reales en esta ocasión, la instalación formal en la autoridad mundial. No se habían perdido del mundo todas las artes de Dalamatia; aún se practicaba la tejeduría en la época de Edén.
A continuación, se escuchó la proclamación de los arcángeles, y decretó la voz de Gabriel por transmisión el segundo juicio de Urantia y la resurrección de los supervivientes durmientes de la segunda dispensación de gracia y perdón en el planeta 606 de Satania. Ha pasado la dispensación del Príncipe; la edad de Adán, la tercera época planetaria, se inicia entre escenas de grandiosidad sencilla; y los nuevos gobernantes de Urantia comienzan su reinado bajo condiciones aparentemente favorables, a pesar de la confusión mundial ocasionada por la falta de cooperación de su antecesor en cuanto a la autoridad del planeta.