Después de que Adán se marchó del primer jardín, éste fue ocupado por variedad de noditas, cutitas y suntitas. Más tarde se convirtió en el lugar de residencia de los noditas del norte que se opusieron a cooperar con los adanitas. Después de marcharse Adán del Jardín, la península estuvo más de cuatro mil años infestada con estos noditas de baja categoría, entonces, se sumergió hasta el fondo oriental del Mar Mediterráneo, llevando consigo bajo las aguas toda la península de Edén; esta acción estuvo relacionada con la actividad violenta de los volcanes circundantes y la sumersión del puente terrestre entre Sicilia y África. Coincidiendo con esta vasta sumersión, se elevó grandemente el litoral del Mediterráneo oriental. Y éste fue el final de la creación natural más bella que jamás haya albergado Urantia. La sumersión no fue repentina, sino que necesitó varios cientos de años para que toda la península se sumergiera completamente.
De ninguna manera podemos considerar esta desaparición del Jardín como resultado del malogro de los planes divinos o como resultado de los errores de Adán y Eva. No consideramos que la sumersión de Edén sea otra cosa que un acontecimiento natural, pero sí nos parece que el hundimiento del Jardín se programó para producirse justamente en los alrededores de la fecha en que se hubieran acumulado suficientes reservas de la raza violeta para poder emprender la labor de rehabilitar los pueblos del mundo.
Los Melquisedek aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de elevación y mezcla de las razas hasta que su familia alcanzara el medio millón. Nunca se pretendió que el Jardín fuera la residencia permanente de los adanitas. Habrían de convertirse en emisarios de una nueva vida para el mundo entero; habrían de movilizarse para la otorgación altruista a las razas necesitadas de la tierra.
Las instrucciones dadas por los Melquisedek a Adán, implicaron que habría de establecer sedes raciales, continentales y divisionales que estarían a cargo de sus hijos inmediatos, en tanto que él y Eva habrían de repartir su tiempo entre estas distintas capitales mundiales en carácter de asesores y coordinadores del ministerio mundial de la elevación biológica, el progreso intelectual y la rehabilitación moral.
[Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]
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