Los métodos de este pueblo para enfrentarse al crimen, la demencia y la degeneración, aunque en ciertos aspectos agradarán indudablemente, en otros resultarán espantosos a la mayoría de los urantianos. Se internan los delincuentes ordinarios y las personas anormales de acuerdo con el sexo en distintas colonias agrícolas, que son, con creces, autoabastecedoras. Los criminales empedernidos más graves y los dementes incurables son condenados por los tribunales a muerte en cámaras de gas letal. Numerosos crímenes, además del asesinato, la prevaricación inclusive, también son castigados con la pena de muerte; y la administración de la justicia es segura y rápida.
Este pueblo está saliendo de la era negativa de la ley y pasando a la positiva. Hace poco llegaron al extremo de intentar la prevención del crimen condenando a aquellos que creían eran asesinos y criminales potenciales a servicio perpetuo en colonias de detención. Si estos reos demuestran posteriormente que han llegado a ser más normales, se les da la libertad condicional, o bien, se les indulta. El índice de asesinatos en este continente constituye sólo un por ciento del de las demás naciones.
Hace más de cien años que se iniciaron esfuerzos para impedir la procreación de criminales y anormales y ya han dado resultados satisfactorios. No existen presidios ni manicomios, pues, estos grupos representan aproximadamente, sólo un diez por ciento, de los que se hallan en Urantia.