Todas las instituciones humanas atienden a alguna necesidad social, pasada o actual, a pesar de que su desarrollo excesivo, indefectiblemente, le resta mérito al individuo, puesto que se eclipsa la personalidad y se menoscaba la iniciativa. El hombre debe controlar sus instituciones en vez de permitir que sea dominado por estas creaciones de la civilización en avance.
Las instituciones humanas son de tres clases generales:
1. Las instituciones de la autoconservación. Estas instituciones engloban aquellas prácticas que surgen del hambre del sustento y sus instintos afines de la autopreservación. Comprenden la industria, la propiedad, la guerra de provecho y todos los mecanismos reguladores de la sociedad. Tarde o temprano el instinto del temor fomenta el establecimiento de estas instituciones de la supervivencia mediante el tabú, la convención y la sanción religiosa. Pero el temor, la ignorancia y la superstición han desempeñado un papel prominente en la etapa inicial del origen y subsiguiente desarrollo de todas las instituciones humanas.
2. Las instituciones de la autoperpetuación. Éstos son los establecimientos de la sociedad que surgen del deseo sexual, del instinto materno y de las emociones tiernas superiores de las razas. Engloban las salvaguardas sociales del hogar y la escuela, de la vida familiar, la educación, la ética y la religión. Incluyen las costumbres matrimoniales, la guerra defensiva y la formación del hogar.
3. Las instituciones de la autogratificación. Éstas son las prácticas que surgen de las proclividades de la vanidad y de las emociones del orgullo; comprenden las costumbres de la indumentaria y adorno personal, las usanzas sociales, la guerra por la gloria, el baile, la diversión, los juegos y otras fases de gratificación sensual. Pero en la civilización jamás han evolucionado instituciones distintivas de la autogratificación.
Estos tres grupos de prácticas sociales están íntimamente interrelacionados y son minuciosamente interdependientes unos de otros. En Urantia representan una organización compleja que funciona como un solo mecanismo social.