El progreso continuo de la evolución en los universos del tiempo y del espacio está acompañado por revelaciones cada vez mayores de la Deidad a todas las criaturas inteligentes. El logro del progreso máximo evolucionario en un mundo, en un sistema, una constelación, un universo, un superuniverso o en el gran universo señala la correspondiente ampliación de la función de la Deidad para con estas unidades progresivas de creación. Y todo enaltecimiento local de este tipo de realización de la divinidad va acompañado por ciertas repercusiones bien definidas de una mayor manifestación de la Deidad a todos los demás sectores de la creación. Extendiéndose hacia afuera desde el Paraíso, cada nuevo dominio de evolución realizado y logrado constituye una nueva revelación ampliada de la Deidad experiencial para el universo de los universos.
A medida que los componentes de un universo local se establecen progresivamente en luz y vida, Dios el Séptuple se hace cada vez más manifiesto. La evolución espaciotemporal comienza en un planeta con la primera expresión de Dios el Séptuple—la asociación del Hijo Creador y del Espíritu Creativo– en control. Con el establecimiento de un sistema en luz, este enlace Hijo-Espíritu alcanza la plenitud de función; y cuando una constelación entera está así establecida, la segunda fase de Dios el Séptuple se hace más activa en todo este reino. La evolución administrativa acabada de un universo local va acompañada de ministraciones nuevas y más directas de los Espíritus Rectores del superuniverso; y en este punto también comienza una revelación y comprensión en constante expansión de Dios el Supremo que culmina con la comprensión del Ser Supremo por parte del ser ascendente, al pasar a través de los mundos del sexto circuito de Havona.
El Padre Universal, el Hijo Eterno, y el Espíritu Infinito son manifestaciones de deidad existenciales para con las criaturas inteligentes y no se encuentran, por lo tanto, similarmente ampliadas en las relaciones de personalidad con las criaturas de mente y espíritu de toda la creación.
Ha de notarse que los mortales ascendentes pueden experimentar la presencia impersonal de niveles sucesivos de la Deidad mucho antes de tornarse suficientemente espirituales y adecuadamente instruidos como para alcanzar el reconocimiento experiencial personal de estas Deidades como seres personales y el contacto con ellas.
Cada nuevo logro evolucionario dentro de un sector de la creación, así como también cada nueva invasión del espacio por manifestaciones de divinidad, va acompañada de expansiones simultáneas de la revelación funcional de la Deidad dentro de las unidades por entonces existentes y previamente organizadas de toda la creación. Esta nueva invasión de la tarea de administración de los universos y de sus unidades componentes puede no aparecer siempre como ejecutada exactamente de acuerdo con la técnica aquí esbozada, porque es práctica enviar grupos de administradores de vanguardia para preparar el camino para las eras sucesivas y subsiguientes del nuevo supercontrol administrativo. Aun Dios el Último anticipa su supercontrol trascendental de los universos durante las ulteriores etapas de un universo local establecido en luz y vida.
Es un hecho que, a medida que las creaciones del tiempo y del espacio se establecen progresivamente en el estado evolucionario, se observa un nuevo funcionamiento más pleno de Dios el Supremo, concomitantemente con el retiro correspondiente de las primeras tres manifestaciones de Dios el Séptuple. Si y cuando el gran universo llega a establecerse en luz y vida, ¿cuál será entonces la función futura de las manifestaciones Creadores-Creativas de Dios el Séptuple, si Dios el Supremo toma control directo de estas creaciones espacio-temporales? ¿Es que estos organizadores y pioneros de los universos del tiempo y del espacio han de ser liberados para actividades similares en el espacio exterior? No lo sabemos, pero especulamos mucho sobre estos asuntos y otros similares.
A medida que las fronteras de la Deidad experiencial se expanden hacia afuera, hacia los dominios del Absoluto No Cualificado, visualizamos la actividad de Dios el Séptuple durante las primeras épocas evolucionarias de estas creaciones del futuro. No todos estamos de acuerdo respecto del estado futuro de los Ancianos de los Días y de los Espíritus Rectores de los superuniversos. Tampoco sabemos si el Ser Supremo funcionará ahí como lo hace en los siete superuniversos. Pero todos conjeturamos que los Micaeles, los Hijos Creadores, están destinados a actuar en estos universos exteriores. Algunos sostienen que las edades futuras presenciarán alguna forma más estrecha de unión entre los Hijos Creadores y las Ministras Divinas asociados; es aún posible que dicha unión creadora pueda eventuar en alguna nueva expresión de identidad de creador-asociado en una naturaleza última. Pero realmente nada sabemos sobre estas posibilidades del futuro no revelado.
Sabemos sin embargo que en los universos del tiempo y del espacio, Dios el Séptuple provee un acercamiento progresivo al Padre Universal, y que este enfoque evolucionario está experiencialmente unificado en Dios el Supremo. Podríamos conjeturar que dicho plan ha de prevalecer en los universos exteriores; por otra parte las nuevas órdenes de seres que puedan en el futuro habitar estos universos podrían ser capaces de acercarse a la Deidad en los niveles últimos y por medio de técnicas absonitas. En breve, no tenemos el menor concepto de qué técnica de acercamiento a la Deidad pueda volverse operativa en los universos futuros del espacio exterior.
Sin embargo, consideramos que los superuniversos perfeccionados se volverán de alguna manera parte de las carreras de ascensión al Paraíso de aquellos seres que puedan habitar estas creaciones exteriores. Es perfectamente posible que en esa edad futura podamos presenciar a los del espacio exterior acercándose a Havona a través de los siete superuniversos, administrados por Dios el Supremo con la colaboración o sin ella de los Siete Espíritus Rectores.