La presencia del templo morontial en la capital de un mundo habitado es el certificado de admisión de dicha esfera a las edades establecidas de luz y vida. Antes de que los Hijos Instructores abandonen un mundo, cuando concluye su misión terminal, inauguran esta época final de logro evolucionario; presiden ese día en que «el templo sagrado desciende a la tierra». Este acontecimiento, que señala los albores de la era de luz y vida, se ve siempre honrado con la presencia personal del Hijo Paradisiaco autootorgador en ese planeta, que concurre para presenciar este gran día. Ahí, en este templo de belleza incomparable, este Hijo autootorgador Paradisiaco proclama al antiguo Príncipe Planetario como el nuevo Soberano Planetario, otorgando a ese fiel Hijo Lanonandek nuevos poderes y mayor autoridad sobre los asuntos planetarios. El Soberano del Sistema también está presente y confirma estas declaraciones.
Un templo morontial está constituido de tres partes: en la parte central está el santuario del Hijo Paradisiaco autootorgador. A la derecha se encuentra el asiento del ex-Príncipe Planetario, ahora Soberano Planetario; y cuando se encuentra presente en el templo, este Hijo Lanonandek es visible para los individuos más espirituales del reino. A la izquierda se encuentra el asiento del jefe interino de los finalistas vinculados al planeta.
Aunque se dice que los templos planetarios «descienden de los cielos», en realidad no se transporta material real desde la sede central del sistema. La arquitectura de cada uno de ellos se prepara en miniatura en la capital del sistema, y los Supervisores del Poder Morontial posteriormente traen al planeta esos planes aprobados. Ahí, en asociación con los Controladores Físicos Decanos, se procede con la construcción del templo morontial, de acuerdo con las especificaciones.
El templo morontial promedio tiene una capacidad de alrededor de trescientos mil asientos. Estos edificios no se utilizan para la adoración, ni para la recreación ni para recibir transmisiones; están dedicados a las ceremonias especiales del planeta tales como: comunicaciones con el Soberano del Sistema o con los Altísimos, ceremonias especiales de visualización diseñadas para revelar la presencia personal de seres espirituales, y contemplación cósmica silenciosa. Las facultades de filosofía cósmica aquí celebran las ceremonias de graduación, y aquí también reciben los mortales del reino reconocimiento planetario de sus logros de elevado servicio social y otros logros destacados.
Estos templos morontiales también sirven como sitios de congregación para presenciar el traslado de los mortales vivientes a la existencia morontial. Precisamente debido al hecho de que el templo de traslado está compuesto de material morontial, no se desintegra en la gloria flameante del fuego devorador que oblitera tan completamente los cuerpos físicos de aquellos mortales que ahí experimentan la fusión final con sus Ajustadores divinos. En un mundo grande, estas llamas de traslado son casi continuas, y a medida que aumenta el número de traslados, se proveen santuarios subsidiarios de vida morontial en diferentes zonas del planeta. No hace mucho tiempo estuve en un mundo en el lejano norte en el cual funcionaban veinticinco santuarios morontiales.
En los mundos todavía no establecidos, planetas sin templos morontiales, estas llamas de fusión muchas veces ocurren en la atmósfera planetaria, en la que el cuerpo material de un candidato para el traslado es elevado por los seres intermedios y los controladores físicos.