Todos los Príncipes Planetarios están bajo la jurisdicción administrativa universal de Gabriel, el jefe ejecutivo de Micael, mientras en cuanto a la autoridad inmediata, están sujetos a los mandatos ejecutivos de los Soberanos del Sistema.
Los Príncipes Planetarios pueden solicitar en cualquier momento el asesoramiento de los Melquisedek, sus instructores y patrocinadores previos, pero no se les exige arbitrariamente que soliciten dicha ayuda, y si este asesoramiento no es pedido voluntariamente, los Melquisedek no interfieren en la administración planetaria. Estos gobernantees de los mundos también pueden solicitar el consejo de los veinticuatro consejeros reunidos de los mundos de autootorgamiento en el sistema. En Satania estos consejeros son presentemente todos nativos de Urantia. Existe un concilio análogo de setenta en la sede central de la constelación, también seleccionados entre los seres evolucionarios de los reinos.
El gobierno de los planetas evolucionarios durante sus carreras iniciales y no establecidas es en su mayor parte autocrático. Los Príncipes Planetarios organizan sus grupos especializados de asistentes, seleccionándolos de su cuerpo de auxiliares planetarios. Generalmente se rodean de un concilio supremo de doce, pero éste es seleccionado y está constituido en forma variable en los diferentes mundos. Un Príncipe Planetario también puede tener como ayudantes a uno o más de la tercera orden de su propio grupo de filiación y a veces, en ciertos mundos, uno de su propia orden, un asociado secundario Lanonandek.
El séquito completo de un gobernante mundial consiste en personalidades del Espíritu Infinito y ciertos otros tipos de seres evolucionados más elevados y mortales ascendentes de otros mundos. Este séquito está constituido en término medio por aproximadamente mil seres, y a medida que progresa el planeta se puede aumentar este cuerpo de auxiliares hasta cien mil o más. En todo momento en que se sienta la necesidad de más ayudantes, los Príncipes Planetarios tan sólo tienen que solicitar de sus hermanos, los Soberanos del Sistema, y la petición es otorgada inmediatamente.
Los planetas varían ampliamente en su naturaleza, organización y administración, pero todos proveen tribunales de justicia. El sistema judicial de un universo local tiene sus orígenes en los tribunales de un Príncipe Planetario, que están presididos por un miembro de su séquito personal; los decretos de estes tribunales reflejan una actitud altamente paternal y discrecionaria. Todos los problemas que incluyen más que la reglamentación de los habitantes planetarios están sujetos a apelación a los tribunales más altos, pero se regulan los asuntos de su dominio mundial en gran parte de acuerdo con la discreción personal del príncipe.
Las comisiones conciliadoras ambulantes sirven y suplementan a los tribunales planetarios, y tanto los controladores espirituales como los físicos están sujetos a los dictámenes de estos conciliadores. Pero no se lleva a cabo ninguna ejecución arbitraria sin el consentimiento del Padre de la Constelación, porque los «Altísimos gobiernan en los reinos de los hombres».
Los controladores y transformadores de asignación planetaria también pueden colaborar con los ángeles y con otras órdenes de seres celestiales haciendo visibles estas personalidades a las criaturas mortales. En ocasiones especiales los auxiliares seráficos y aún los Melquisedek pueden hacerse visibles a los habitantes de los mundos evolucionarios, y así lo hacen. La razón principal de traer ascendentes mortales desde la capital del sistema como parte del séquito del Príncipe Planetario es para facilitar la comunicación con los habitantes del reino.