Aunque todas las órdenes de ángeles, desde los ayudantes planetarios hasta los serafines supremos, ministran en los mundos de estancia, los ministros de transición están más exclusivamente asignados a estas actividades. Estos ángeles son de la sexta orden de los servidores seráficos, y su ministerio está dedicado a facilitar el tránsito de las criaturas materiales y mortales desde la vida temporal en la carne hasta las primeras etapas de la existencia morontial en los siete mundos de estancia.
Debéis comprender que la vida morontial de un mortal ascendente se inicia en realidad en los mundos habitados en el momento en que se concibe el alma, cuando la mente de la criatura de estado moral es habitada por el Ajustador espiritual. Y desde ese momento en adelante, el alma mortal tiene la capacidad potencial de la fusión supermortal, aun para ser reconocida en los niveles más elevados de las esferas morontiales del universo local.
Sin embargo, no tendréis conciencia del ministerio de los serafines de transición hasta que no lleguéis a los mundos de estancia, en los que trabajan incansablemente para el avance de sus pupilos mortales, siendo asignados para el servicio en las siguientes siete divisiones:
1. Evángeles Seráficos. En el momento en que os hacéis conscientes en los mundos de estancia, se os clasifica en los registros del sistema como espíritus en evolución. Es verdad que aún no sois verdaderos espíritus, pero ya no sois seres mortales ni materiales; os habéis embarcado en la carrera de preespiritu y habéis sido debidamente admitidos a la vida morontial.
En los mundos de estancia los evángeles seráficos te ayudarán a elegir sabiamente entre las rutas opcionales a Edentia, Salvington, Uversa, y Havona. Si existen varias rutas igualmente aconsejables, éstas se te presentarán, y tú podrás seleccionar la que más te convenga. Estos serafines hacen luego recomendaciones a los veinticuatro consejeros en Jerusem sobre el curso que sería más aconsejable para cada alma ascendente.
No se te ofrece una selección sin restricciones para tu curso futuro; pero puedes elegir dentro de los límites de lo que los ministros de transición y sus superiores sabiamente determinan como lo más indicado para tu logro espiritual futuro. El mundo espiritual está gobernado por el principio del respeto de tu selección de libre albedrío, siempre y cuando el curso que puedas elegir no sea perjudicial para ti o dañino para tus compañeros.
Estos evángeles seráficos están dedicados a la proclamación del evangelio de la progresión eterna, el triunfo del logro de la perfección. En los mundos de estancia proclaman la gran ley de la conservación y dominio de la bondad: Ninguna acción de bondad se pierde totalmente; puede ser frustrada durante mucho tiempo pero no se anula totalmente jamás, y es eternamente poderosa en proporción con la divinidad de su motivación.
Aun en Urantia aconsejan a los maestros humanos de la verdad y la rectitud que adhieran a la predicación de «la bondad de Dios, que lleva al arrepentimiento», para proclamar «el amor de Dios, que elimina todo temor». Aun así se han declarado estas verdades en vuestro mundo:
Los Dioses son mis pastores; no me descarriaré;
De la mano me conducirán por los bellos y gloriosos senderos refrescantes de la vida eterna.
Ante esta presencia divina no careceré de alimento ni tendré sed de agua.
Aunque descienda al valle de la incertidumbre o ascienda a los mundos de la duda,
Aunque camine en soledad o con los semejantes de mi clase,
Aunque triunfe en los coros de la luz o trastabille en los ámbitos solitarios de las esferas,
Tu buen espíritu me ministrará, y tu ángel glorioso me confortará.
Aunque descienda a las profundidades de la obscuridad y de la muerte misma,
No dudare de ti, ni te temeré,
Porque sé que en la plenitud del tiempo y en la gloria de tu nombre
Me elevarás hasta sentarme junto a ti en los almenajes de las alturas.
Ése fue el relato susurrado al pastorcillo en la noche. No pudo él recordarlo palabra por palabra, pero con lo mejor de su memoria lo dijo más o menos tanto como se registra actualmente.
Estos serafines son también los evángeles del evangelio del logro de la perfección para el entero sistema así como tambíen para el mortal ascendente individual. Aun ahora en el joven sistema de Satania sus enseñanzas y planes comprenden disposiciones para las edades futuras en las que los mundos de estancia dejarán de servir como peldaños a las esferas elevadas para los ascendentes mortales.
2. Intérpretes de las Razas. No todas las razas de seres mortales son semejantes. Es verdad que existe un modelo planetario que se manifiesta en las naturalezas y tendencias físicas, mentales y espirituales de las distintas razas de un mundo dado; pero también hay tipos raciales definidos, y tendencias sociales muy claras que caracterizan a las progenies de estos diferentes tipos básicos de seres humanos. En los mundos del tiempo, los intérpretes raciales seráficos suplementan los esfuerzos de los comisionados de la raza en la armonización de los variados puntos de vista de las razas, y continúan actuando en los mundos de estancia, en los que estas mismas diferencias tienden a persistir hasta cierto punto. En un planeta confuso, tal como Urantia, estos seres brillantes prácticamente no han tenido oportunidad justa de actuar, pero son los sociólogos hábiles y los consejeros étnicos sabios del primer cielo.
Deberíais considerar la declaración sobre «el cielo» y «el cielo de los cielos». El cielo concebido por la mayoría de vuestros profetas era el primero de los mundos de estancia del sistema local. Cuando el apóstol habló de ser «arrebatado hasta el tercer cielo», se refería a aquella experiencia en la cual su Ajustador se separó durante el sueño y en ese estado extraño se proyectó al tercero de los siete mundos de estancia. Algunos de vuestros sabios vieron la visión del cielo más grande, «el cielo de los cielos», del cual la experiencia séptuple de los mundos de estancia fue la primer parte; la segunda, Jerusem; la tercera, Edentia y sus satélites; la cuarta, Salvington y las esferas de instrucción que la rodean; la quinta, Uversa; la sexta, Havona; y la séptima, el Paraíso.
3. Planificadores de la Mente. Estos serafines están dedicados a la agrupación eficaz de los seres morontiales y a la organización de su trabajo de grupo en los mundos de estancia. Son los sicólogos del primer cielo. La mayoría de este grupo especial de ministros seráficos ha tenido experiencia anterior como ángeles guardianes de los hijos del tiempo, pero sus pupilos, por una u otra razón, no llegaron a personalizarse en los mundos de estancia o que sobrevivieron mediante la técnica de la fusión con el Espíritu.
Es tarea de los planificadores de la mente estudiar la naturaleza, experiencia y estado de las almas con Ajustador en tránsito a través de los mundos de estancia y facilitar su clasificación respecto de su asignación y avance. Pero estos planificadores de la mente no urden ni traman, ni se aprovechan de otra manera de la ignorancia ni de otras limitaciones de los estudiantes del mundo de estancia. Son totalmente justos y eminentemente rectos. Respetan vuestra voluntad morontial recién nacida, os consideran seres volitivos independientes e intentan alentar vuestro desarrollo y avance rápidos. Aquí os encontráis cara a cara con verdaderos amigos y consejeros comprensivos, ángeles que son verdaderamente capaces de ayudaros «a veros a vosotros mismos como los demás os ven a vosotros» y «a conoceros así como los ángeles os conocen».
Aun en Urantia, estos serafines enseñan la verdad sempiterna: si tu propia mente no te sirve bien, puedes intercambiarla por la mente de Jesús de Nazaret, que siempre te sirve bien.
4. Consejeros Morontiales. Estos ministros se llaman así porque están asignados a la enseñanza, dirección y asesoramiento de los mortales sobrevivientes de los mundos de origen humano, almas en tránsito hacia las facultades superiores de la sede central del sistema. Son los maestros de aquellos que tratan de discernir la unidad experiencial de niveles divergentes de la vida, aquellos que intentan la integración de los significados y la unificación de los valores. Ésta es la función de la filosofía en la vida mortal, y de la mota en las esferas morontiales.
La mota es más que una filosofía superior; es para la filosofía lo que son dos ojos comparados con uno; posee un efecto estereoscópico sobre los significados y los valores. El hombre material ve el universo, por así decirlo, con un solo ojo—plano. Los estudiantes de los mundos de estancia logran perspectiva cósmica—profundidad– mediante la superposición de las percepciones de la vida morontial sobre las percepciones de la vida física. Y consiguen enfocar claramente estos puntos de vista materiales y morontiales en gran parte a través del ministerio incansable de estos consejeros seráficos, quienes tan pacientemente enseñan a los estudiantes de los mundos de estancia y a los progresores morontiales. Muchos de los consejeros de enseñanza de la orden suprema de serafines comenzaron su carrera como asesores de las almas recién liberadas de los mortales del tiempo.
5. Técnicos. Éstos son los serafines que ayudan a los nuevos seres ascendentes a ajustarse al medio ambiente nuevo y comparativamente ajeno de las esferas morontiales. La vida en los mundos de transición comprende un contacto auténtico con las energías y materiales tanto de los niveles físicos como de los morontiales y, hasta cierto punto, con las realidades espirituales. Los ascendenteros deben aclimatarse en cada nuevo nivel morontial, y en todo ello los técnicos seráficos los asisten grandemente. Estos serafines actúan como enlace con los Supervisores del Poder Morontial y con los Controladores Físicos Decanos y funcionan ampliamente como instructores de los peregrinos ascendentes en cuanto a la naturaleza de aquellas energías que se utilizan en las esferas de transición. Sirven como atravesadores espaciales de urgencia y realizan numerosas otras tareas regulares y especiales.
6. Maestros-Registradores. Estos serafines son los registradores de las transacciones entre las zonas de lo espiritual y lo físico, de las relaciones de hombres y ángeles, de las transacciones morontiales de los reinos más bajos del universo. También sirven como instructores sobre las técnicas eficientes y eficaces de registro de hechos. Existe una artesanía en la recolección y coordinación inteligente de datos relacionados, y este arte está enaltecido en colaboración con los artesanos celestiales, y aun los ascendentes mortales se vuelven así relacionados con los serafines registradores.
Los registradores de todas las órdenes seráficas dedican cierta cantidad de tiempo a la educación y capacitación de los progresores morontiales. Estos custodios angélicos de los hechos del tiempo son los instructores ideales de todos los que buscan averiguar hechos. Antes de abandonar a Jerusem, te familiarizarás completamente con la historia de Satania y de sus 619 mundos habitados, y los registradores seráficos impartirán mucho de esta historia.
Estos ángeles están todos dentro de la cadena de registradores que se extiende desde los custodios más bajos hasta los más elevados de los hechos del tiempo y de las verdades de la eternidad. Algún día te enseñarán a buscar la verdad así como también los hechos, a expandir tu alma así como también tu mente. Aún ahora deberías aprender a regar el jardín de tu corazón así como también a buscar las tierras áridas del conocimiento. Las formas no tienen valor cuando se aprenden las lecciones. No hay pollito sin cáscara, pero el cascarón ya no vale nada una vez que sale el pollito. Pero a veces el error es tan grande que rectificarlo mediante la revelación podría ser fatal para esas verdades que surgen lentamente y que son esenciales para reemplazar experiencialmente el error. Cuando los niños tienen sus ideales, no los desalojéis; dejadlos crecer. Y mientras aprendéis a pensar como hombres, también debéis aprender a rezar como niños.
La ley es la vida misma y no las reglas de su conducta. El mal es una transgresión de la ley, no una violación de las reglas de conducta que pertenecen a la vida, que es la ley. La falsedad no es asunto de técnica de narración sino una acción premeditada de perversión de la verdad. La creación de imágenes nuevas basadas en viejos hechos, el restablecimiento de la vida paterna en la vida de los vástagos—estos son triunfos artísticos de la verdad. La sombra del movimiento de un solo cabello, premeditada para un propósito desleal, la desviación o perversión más leve de aquello que es principio—estas constituyen la falsedad. Pero el fetiche de la verdad factualizada, la verdad fosilizada, la mano de hierro de la así llamada verdad invariable, os retiene ciegamente en el circuito cerrado de los hechos fríos. Es posible conocer técnicamente el hecho y sin embargo errar eternamente en cuanto a la verdad.
7. Reservas Ministrantes. En el primer mundo de estancia se encuentra un amplio cuerpo de todas las órdenes de los serafines de transición. Aparte de los guardianes del destino, estos ministros de transición son los más cercanos a los humanos de todas las órdenes de los serafines, y vosotros transcurriréis con ellos muchos de vuestros momentos de esparcimiento. Los ángeles se deleitan en el servicio y, cuando no son asignados, a menudo ofrecen voluntariamente ministerio. El alma de muchos ascendentes mortales se ha entibiado por primera vez con el fuego divino de la voluntad de servir a través de una amistad personal con los servidores voluntarios de las reservas seráficas.
De ellos aprenderás a dejar que la presión se canalice en estabilidad y certidumbre; aprenderás a ser fiel y sincero y, al mismo tiempo, alegre; a aceptar los desafíos sin quejas y a enfrentar las dificultades e incertidumbres sin temor. Ellos preguntarán: si fracasas, ¿te levantarás indomitablemente para probar de nuevo? Si triunfas, ¿mantendrás una actitud bien equilibrada—una actitud estabilizada y espiritualizada– a través de todo esfuerzo en la larga lucha por romper las cadenas de la inercia material, por lograr la libertad de la existencia espiritual?
Así como los mortales, estos ángeles también han engendrado muchas desilusiones, y te harán notar que a veces tus desencantos más desilusionantes se transformaron en tus mayores bendiciones. A veces la semilla plantada necesita morir, la muerte de tus esperanzas más apreciadas, antes de poder renacer para dar los frutos de nueva vida y nueva oportunidad. De ellos aprenderás a sufrir menos penas y desencantos, primero, haciendo menos planes personales relacionados con otras personalidades, y luego, aceptando tu destino después de haber cumplido fielmente tu deber.
Aprenderás que acrecientas tus cargas y disminuyes la posibilidad del triunfo si te tomas demasiado seriamente. Nada puede tomar precedencia sobre la tarea de la esfera de tu estado—de este mundo o el siguiente. La tarea de preparación para la próxima esfera es muy importante, pero nada iguala la importancia de la tarea del mundo en el cual estás viviendo actualmente. Pero aunque la tarea es importante, el yo no lo es. Cuando te sientes importante, pierdes energía a través del desgaste de la dignidad del ego, de manera que queda poca energía para realizar la tarea. La autoimportancia en lugar de la importancia de la tarea, agota a las criaturas inmaduras; es el elemento del ego el que agota, y no el esfuerzo del logro. Puedes realizar una labor importante si no te vuelves autoimportante; podrás cumplir varias tareas tan fácilmente como una sola, si prescindes de tu ego. La variedad descansa; la monotonía es la que cansa y agota. Todos los días son iguales—vida, o la alternativa de la muerte.