La recepción de una nueva clase de graduados de los mundos de estancia es la señal para que todo Jerusem se reúna en un comité de bienvenida. Aún los espornagia disfrutan de la llegada de estos ascendenteros triunfadores de origen evolucionario, los que han corrido la carrera planetaria y completado la progresión en los mundos de estancia. Sólo los controladores físicos y los Supervisores del Poder Morontial están ausentes en estas ocasiones de regocijo.
Juan el Revelador vio una visión de la llegada de una clase de mortales en avance desde el séptimo mundo de estancia a su primer cielo, las glorias de Jerusem. Registró: «Y vi como si fuese un mar de cristal entremezclado con fuego, y vi a aquellos que habían logrado la victoria sobre la bestia que originalmente los habitaba y sobre la imagen que persistía a través de los mundos de estancia y finalmente sobre la última marca y huella, de pie en el mar de cristal, con las arpas de Dios, cantando la canción de la liberación del temor y de la muerte». (Hay una comunicación espacial perfeccionada en todos estos mundos; y recibes estas comunicaciones en cualquier parte mediante el «arpa de Dios», un dispositivo morontial que compensa la inhabilidad de ajustar directamente el mecanismo sensorial morontial inmaduro a la recepción de las comunicaciones espaciales).
Pablo también tuvo un visión del cuerpo de ciudadanos ascendentes de mortales en perfeccionamiento en Jerusem, pues escribió: «Pero vendréis al Monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la celestial Jerusalén, y a una innumerable multitud de ángeles, a la gran asamblea de Micael, y a los espíritus de los hombres justos que se están perfeccionando».
Una vez que los mortales han logrado la residencia en la sede central del sistema, ya no habrá resurrecciones concretas. La forma morontial que se te otorgó a la partida de la carrera de los mundos de estancia es la que te acompañará hasta el fin de la experiencia en el universo local. Se harán modificaciones de vez en cuando, pero retendrás esa misma forma hasta que te despidas cuando surjas como espíritu de la primera etapa, en preparación para el tránsito a los mundos del superuniverso de cultura ascendente y capacitación espiritual.
Siete veces los mortales que pasan a través de la entera carrera de los mundos de estancia experimentan el sueño de ajuste y el despertar de la resurrección. Pero la última sala de la resurrección, la cámara final del despertar, fue dejada atrás en el séptimo mundo de estancia. Los cambios de forma ya no necesitarán de una pérdida de la conciencia o de una interrupción en la continuidad de la memoria personal.
La personalidad mortal iniciada en los mundos de evolución y tabernaculada en la carne—habitada por los Monitores Misteriosos y envuelta por el Espíritu de la Verdad– no está totalmente movilizada, realizada, y unificada hasta el día en que el ciudadano de Jerusem recibe su pasaje a Edentia y es proclamado miembro auténtico del cuerpo morontial de Nebadon—un sobreviviente inmortal asociado con el Ajustador, un ascendentero al Paraíso, una personalidad de estado morontial, y un verdadero hijo de los Altísimos.
La muerte mortal es una técnica de escape de la vida material en la carne; y la experiencia en los mundos de estancia de vida progresiva a través de siete esferas de capacitación correctiva y educación cultural representa la introducción de los sobrevivientes mortales a la carrera morontial, la vida de transición que interviene entre la existencia material evolucionaria y el logro espiritual más elevado de los seres ascendentes del tiempo que están destinados a lograr las puertas de la eternidad.
[Patrocinado por una Brillante Estrella Vespertina.]
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