Los Siete Directores Supremos del Poder no pueden reproducirse individualmente, pero colectivamente, y en asociación con los Siete Espíritus Rectores, si pueden reproducir—crear– a otros seres semejantes a ellos, y lo hacen. Tal es el origen de los Centros Supremos del Poder del gran universo, que funcionan en los siguientes siete grupos:
1. Los Supervisores Supremos del Centro.
2. Los Centros de Havona.
3. Los Centros de los Superuniversos.
4. Los Centros de los Universos Locales.
5. Los Centros de las Constelaciones.
6. Los Centros de los Sistemas.
7. Centros no clasificados.
Estos centros del poder, juntamente con los Directores Supremos del Poder, son seres de alta libertad y acción volitiva. Todos están dotados de personalidad de la Tercera Fuente y presentan una capacidad volitiva incuestionable de orden elevado. Estos centros de dirección del sistema del poder del universo poseen una exquisita dote de inteligencia; son el intelecto del sistema de poder del gran universo y el secreto de la técnica del control mental de toda la gran red de las vastas funciones de los Controladores Físicos Decanos y de los Supervisores del Poder Morontial.
1. Supervisores Supremos del Centro. Estos Siete coordinados y asociados de los Directores Supremos del Poder son los reguladores de los circuitos maestros de energía del gran universo. Cada supervisor del centro está ubicado en uno de los mundos especiales de los Siete Ejecutivos Supremos, y trabajan en asociación estrecha con estos coordinadores de los asuntos universales generales.
2. Los Directores Supremos del Poder y los Supervisores Supremos del Centro funcionan tanto como individuos y conjuntamente respecto de todos los fenómenos cósmicos por debajo de los niveles de la «energía gravitacionaria». Cuando actúan en enlace, estos catorce seres son para el poder universal lo que los Siete Ejecutivos Supremos son para los asuntos generales del universo, y lo que los Siete Espíritus Rectores son para la mente cósmica.
3. Centros de Havona. Antes de la creación de los universos espacio-temporales, no se requerían centros del poder en Havona, pero desde aquellos tiempos muy distantes, han actuado un millón de ellos en la creación central, cada centro encargado de la supervisión de mil mundos de Havona. Aquí, en el universo divino, hay perfección de control de la energía, una condición que no existe en las demás partes. La perfección de la regulación de la energía es el objetivo último de todos los centros del poder y de los controladores físicos del espacio.
4. Centros de los Superuniversos. Hay mil centros del poder de la tercera orden que ocupan una área enorme en la esfera capital de cada uno de los siete superuniversos. Tres corrientes de energía primaria con diez segregaciones cada una ingresan a estos centros del poder, pero siete circuitos de poder especializados y bien dirigidos, aunque imperfectamente controlados, salen de sus sedes de acción unida. Esta es la organización electrónica del poder universal.
Toda energía está en el circuito que pertenece al ciclo del Paraíso, pero los Directores del Poder Universal dirigen las fuerza-energías y las energías del Paraíso bajo, tal como se las encuentran modificadas en las funciones espaciales del universo central y de los superuniversos, convirtiendo y dirigiendo estas energías hacia canales de aplicación útil y constructiva. Existe una diferencia entre la energía de Havona y las energías de los superuniversos. La carga de poder de un superuniverso consiste en tres fases de energía de diez segregaciones cada una. Esta triple carga de energía se desparrama por el espacio del gran universo; es como un vasto océano de energía en movimiento, que rodea y baña lo total de cada una de las siete supercreaciones.
La organización electrónica del poder universal funciona en siete fases y revela una respuesta variable a la gravedad local o lineal. Este circuito séptuple procede de los centros superuniversales de poder y penetra cada supercreación. Estas corrientes especializadas del tiempo y del espacio son movimientos definidos y localizados de ener gía, iniciados y dirigidos para propósitos específicos, en forma semejante a como la Corriente del Golfo actúa como fenómeno circunscrito en el medio del Océano Atlántico.
5. Centros de los Universos Locales. En la sede central de cada universo local existen cien centros del poder de la cuarta orden. Funcionan para bajar y de otra manera modificar los siete circuitos del poder que emanan de la sede central del superuniverso, tornándolos así aplicables a los servicios de las constelaciones y los sistemas. Las catástrofes locales astronómicas del espacio son de preocupación pasajera para estos centros de fuerza; se ocupan del envío ordenado de energía eficaz a las constelaciones y sistemas subsidiarios. Son de gran ayuda para los Hijos Creadores durante los tiempos posteriores a la organización del universo y la movilización de la energía. Estos centros son capaces de proveer canales intensificados de energía, útiles para la comunicación interplanetaria entre importantes puntos habitados. Tal canal o línea de energía, a veces también llamado sendero de energía, es un circuito directo de energía de un centro del poder a otro centro del poder o de un controlador físico a otro controlador. Es un caudal individualizado de poder y contrasta con los movimientos libres en el espacio de la energía no diferenciada.
6. Centros de las Constelaciones. Diez de estos centros vivientes del poder están estacionados en cada constelación, funcionando como proyectores de la energía a los cien sistemas tributarios locales. De estos seres salen las líneas de poder para la comunicación y transporte y para la energización de aquellas criaturas vivientes que dependen de ciertas formas de energía física para el mantenimiento de su vida. Pero ni los centros de poder ni los controladores físicos subordinados se ocupan de esta manera de vida como organización funcional.
7. Centros de los Sistemas. Un centro Supremo del Poder está asignado permanentemente a cada sistema local. Estos centros de los sistemas envían los circuitos de poder a los mundos habitados del tiempo y del espacio. Coordinan las actividades de los controladores físicos subordinados y de otra manera funcionan para asegurar la distribución satisfactoria del poder en el sistema local. El relé del circuito entre los planetas depende de la coordinación perfecta de ciertas energías materiales y de la regulación eficiente del poder físico.
8. Centros no clasificados. Estos son los centros que funcionan en situaciones locales específicas pero no en los planetas habitados. Cada mundo está bajo la responsabilidad de los Controladores Físicos Decanos y reciben las líneas de poder en circuito, enviadas por el centro del poder de su sistema. Sólo aquellas esferas de las relaciones más extraordinarias de energía tienen centros de poder de la orden séptima, que actúan como ruedas de equilibrio universal o gobernantes de la energía. En cada fase de actividad, estos centros del poder son plenamente equivalentes a aquellos que funcionan en las unidades más elevadas de control, pero ni un cuerpo espacial en un millón contiene tal organización de poder viviente.