Los seconafines de la orden secundaria no son menos reflexivos que sus semejantes primarios. La clasificación de primario, secundario y terciario no indica un diferencial de estado ni de función en el caso de los seconafines; simplemente denota los órdenes de procedimiento. Los tres grupos exhiben cualidades idénticas en sus actividades.
Se asignan los siete tipos reflexivos de los seconafines secundarios a los servicios de los asociados coordinados de origen en la Trinidad de los Ancianos de los Días, como sigue:
Para los Perfeccionadores de la Sabiduría—las Voces de la Sabiduría, las Almas de la Filosofía y las Uniones de las Almas.
Para los Consejeros Divinos—los Corazones de Consejo, los Regocijos de Existencia y las Satisfacciones de Servicio.
Para los Censores Universales—los Discernidores de los Espíritus.
Al igual que la orden primaria, este grupo es creado en forma seriada; o sea, que el primogénito fue una Voz de Sabiduría y el séptimo de allí en adelante fue similar, y así sucesivamente con los seis otros tipos de estos ángeles reflexivos.
1. La Voz de la Sabiduría. Algunos de estos seconafines están en enlace perpetuo con las bibliotecas vivientes del Paraíso, los custodios del conocimiento que pertenecen a los supernafines primarios. En el servicio reflexivo especializado, las Voces de la Sabiduría son concentraciones y enfoques vivientes, actuales, pletóricas y completamente confiables, de la sabiduría coordinada del universo de los universos. Para el volumen casi infinito de información que circula en los circuitos maestros de los superuniversos, estos seres extraordinarios son tan reflexivos y selectivos, tan sensibles, como para poder segregar y recibir la esencia de la sabiduría e infaliblemente transmitir estas joyas de mentación a sus superiores, los Perfeccionadores de la Sabiduría. Y funcionan de tal modo que los Perfeccionadores de la Sabiduría no solamente oyen las expresiones reales y originales de esta sabiduría, sino que también ven reflexivamente a los seres mismos, de origen elevado o bajo, que le dieron voz.
Está escrito: «Si un hombre carece de sabiduría, que pregunte». En Uversa, cuando se hace necesario llegar a decisiones sabias en las situaciones perplejas de los complejos asuntos del gobierno del superuniverso, cuando se requieren tanto sabiduría de perfección como sabiduría de practicabilidad, entonces los Perfeccionadores de la Sabiduría convocan un batallón de Voces de Sabiduría y, mediante la pericia consumada de su orden, sintonizan y direccionalizan a estos receptores vivientes de la sabiduría contenida en las mentes y circulante en el universo de los universos de modo tal que muy pronto, desde estas voces secoráficas, fluye un caudal de sabiduría de la divinidad desde el universo arriba y una inundación de sabiduría de practicabilidad desde las mentes más elevadas de los universos abajo.
Si surge confusión sobre la armonización de estas dos versiones de sabiduría, se apela inmediatamente a los Consejeros Divinos, que de inmediato deciden la combinación apropiada de procedimientos. Si existe alguna duda sobre la autenticidad de algo que proviene de reinos en los que haya estallado una rebelión, se apela a los Censores quienes, con sus Discernidores de Espíritu, son capaces de decidir inmediatamente en cuanto a en «qué asunto del espíritu» actuó el consejero. De este modo, la sabiduría de las edades y el intelecto del momento están siempre presentes con los Ancianos de los Días, como un libro abierto ante su mirada benéfica.
Vosotros apenas si podéis comprender lo que todo esto significa para aquellos que son responsables de la conducta de los gobiernos superuniversales. La inmensidad y amplitud de estas transacciones están totalmente más allá de la concepción finita. Cuando os encontréis, como yo repetidamente me he encontrado, en las cámaras especiales de recepción del templo de la sabiduría en Uversa y veáis todo esto en operación actual, seréis impulsados a la adoración por la perfección de la complejidad, y por la seguridad del funcionamiento de las comunicaciones interplanetarias de los universos. Homenajearéis a la sabiduría divina y a la bondad de los Dioses, que planean y ejecutan con técnica tan extraordinaria. Estas cosas realmente suceden tal como yo las he descrito.
2. El Alma de la Filosofía. Estos maravillosos maestros también se asignan a los Perfeccionadores de la Sabiduría y, cuando no están dirigidos de otra manera, permanecen en sincronía focal con los maestros de la filosofía en el Paraíso. Piensa en acercarte a un enorme espejo viviente, en efecto, pero en vez de contemplar la imagen de tu yo material y finito, de percibir un reflejo de la sabiduría de la divinidad y de la filosofía del Paraíso. Mas si se hace deseable «encarnar» esta filosofía de perfección, para diluirla y hacerla de este modo práctica para su aplicación y asimilación por parte de los pueblos humildes de los mundos bajos, estos espejos vivientes tan sólo necesitan dar vuelta el rostro hacia abajo, para reflejar las normas y necesidades de otro mundo o universo.
Por estas mismas técnicas, los Perfeccionadores de la Sabiduría adaptan decisiones y recomendaciones a las necesidades reales y al estado auténtico de los pueblos y mundos bajo consideración, y siempre actúan de acuerdo con los Consejeros Divinos y los Censores Universales. Pero la plenitud sublime de estas transacciones está más allá aún de mi capacidad de comprensión.
3. La Unión de las Almas. Completando el personal triuno asignado a los Perfeccionadores de la Sabiduría, están estos reflectores de los ideales y estado de las relaciones éticas. De todos los problemas en el universo que requieren el ejercicio de una sabiduría consumada de experiencia y adaptabilidad, ninguno es más importante que los que surgen de las relaciones y asociaciones de los seres inteligentes. Sea en las asociaciones humanas de comercio y negocios, de amistad y matrimonio, o en los enlaces de las huestes angélicas, siempre surgen fricciones mezquinas, malentendidos menores, demasiado triviales como para llamar la atención de los conciliadores, pero suficientemente irritantes y perturbadores como para estorbar el mecanismo normal del universo, si se permite que se multipliquen y continúen. Por lo tanto, los Perfeccionadores de la Sabiduría ponen a disposición la experiencia sabia de su orden como «el aceite de la reconciliación» de un entero superuniverso. En todo este trabajo, estos hombres sabios de los superuniversos están secundados hábilmente por sus asociados reflexivos, las Uniones de las Almas, que ponen a disposición la información actual relativa al estado del universo y al mismo tiempo describen el ideal paradisiaco, para el mejor ajuste de estos problemas que producen perplejidad. Cuando no están dirigidos específicamente a otro lugar, estos seconafines permanecen en enlace reflexivo con los intérpretes de la ética en el Paraíso.
Éstos son los ángeles que fomentan y promueven el trabajo en equipo de todo Orvonton. Una de las lecciones más importantes que debéis aprender durante vuestra carrera mortal consiste en trabajar en equipo. Las esferas de perfección tienen un personal que proviene de los que han dominado este arte de trabajar con otros seres. En el universo pocos son los deberes para el servidor solitario. Cuanto más alto ascendáis, más solitarios estaréis al encontraros temporalmente sin asociación con vuestros semejantes.
4. El Corazón de Consejo. Éste es el primer grupo de estos genios reflexivos colocado bajo la supervisión de los Consejeros Divinos. Los seconafines de este tipo están en posesión de los hechos del espacio, siendo selectivos para estos datos en los circuitos del tiempo. Especialmente son reflexivos de los coordinadores superáficos de información, pero también son selectivamente reflexivos del parecer de todos los seres, tanto de estado alto como de estado bajo. Toda vez que los Consejeros Divinos son convocados para concilios o decisiones importantes, solicitan inmediatamente un conjunto de Corazones de Consejo, y luego la decisión emitida incorpora efectivamente la sabiduría y el consejo coordinados de las mentes más competentes del entero superuniverso, todo lo cual ha sido censurado y revisado a la luz del parecer de las mentes elevadas de Havona y aún del Paraíso.
5. El Regocijo de la Existencia. Por naturaleza estos seres están reflexivamente sincronizados con los supervisores superáficos de la armonía arriba y con ciertos serafines abajo, pero es difícil explicar qué es precisamente lo que hacen en realidad los miembros de este interesante grupo. Sus actividades principales están dirigidas a pro-mover reacciones de regocijo entre las varias órdenes de las huestes angelicales y de las criaturas volitivas inferiores. Los Consejeros Divinos, a quienes están agregados, pocas veces los utilizan específicamente para detectar regocijo. En una forma más general y en colaboración con los directores de reversión, funcionan como conmutadores de regocijo, intentando aumentar las reacciones de placer de los reinos y mejorar el gusto por el humor, para desarrollar entre mortales y ángeles un super-humor. Intentan demostrar que existe un regocijo inherente en una existencia con libre albedrío, independientemente de toda influencia externa; y tienen razón, aunque encuentran grandes dificultades para inculcar esta verdad en la mente de los hombres primitivos. Las personalidades espirituales más elevadas y los ángeles responden más rápidamente a estos esfuerzos de instrucción.
6. La Satisfacción del Servicio. Estos ángeles son altamente reflexivos de la actitud de los directores de conducta en el Paraíso y funcionan en forma muy semejante a los Regocijos de Existencia, intentando enaltecer el valor del servicio y aumentar las satisfacciones que de él se puede derivar. Mucho han hecho para iluminar las recompensas pospuestas inherentes en el servicio altruista, servicio para la ampliación del reino de la verdad.
Los Consejeros Divinos, a quienes está agregada esta orden, los utilizan para reflejar de un mundo a otro los beneficios que se pueden extraer del servicio espiritual. Y utilizando así las realizaciones de los mejores para inspirar y alentar a los mediocres, estos seconafines contribuyen inmensamente a la calidad del servicio dedicado en los superuniversos. Se usa con eficacia el espíritu competitivo fraternal, circulando de un mundo a otro información sobre lo que se hace en los demás mundos, particularmente en los mejores mundos. Se promueve así una rivalidad refrescante y sincera aun entre las huestes seráficas.
7. Los Discernidores de los Espíritus. Existe un enlace especial entre los asesores y consejeros del segundo círculo de Havona y estos ángeles reflexivos. Son los únicos seconafines agregados a los Censores Universales, pero probablemente son más singularmente especializados entre todos sus semejantes. Sea cual fuere la fuente o canal de la información, aunque las pruebas disponibles sean muy escasas, cuando se las somete a su escrutinio reflexivo, estos discernidores inmediatamente nos informarán sobre el verdadero motivo, el propósito real y la auténtica naturaleza de su origen. Me maravillo del funcionamiento extraordinario de estos ángeles, que tan infaliblemente reflejan el carácter moral y espiritual auténtico de cualquier individuo puesto bajo su exposición focal.
Los Discernidores de los Espíritus llevan a cabo estos intrincados servicios por virtud de «discernimiento espiritual» inherente, si es que puedo usar dichas palabras en un intento para hacer comprender a la mente humana el pensamiento de que estos ángeles reflexivos funcionan así intuitivamente, inherentemente e infaliblemente. Cuando los Censores Universales contemplan estas presentaciones, están frente a frente con el alma desnuda del individuo reflejado; esta misma certidumbre y perfección de retrato explica en parte por qué los censores pueden funcionar siempre como jueces tan justos y rectos. Los discernidores siempre acompañan a los Censores en cualquier misión alejada de Uversa, y son igualmente eficaces en los universos como lo son en su sede de Uversa.
Os aseguro que todas estas transacciones del mundo espiritual son reales, que tienen lugar de acuerdo con las costumbres establecidas y en armonía con las leyes inmutables de los dominios universales. Los seres de cada nueva orden creada, inmediatamente después de recibir el aliento de vida, son reflejados instantáneamente en las alturas; se emite un retrato viviente de la naturaleza y potencial de la criatura a la sede central del superuniverso. De esta manera, por medio de los discernidores, los Censores entran en conocimiento pleno de exactamente «qué tipo de espíritu» ha nacido en los mundos del espacio.
Esto ocurre con el hombre mortal: el Espíritu Materno de Salvington os conoce plenamente, porque el Espíritu Santo en vuestro mundo «investiga todas las cosas» y todo cuanto sepa el Espíritu de vosotros está inmediatamente disponible a los discernidores secoráficos, quienes reflejan con el Espíritu, lo que se refiere al conocimiento que tiene de vosotros. Sin embargo, debemos mencionar que el conocimiento y planes de los fragmentos del Padre no son reflejables. Los discernidores pueden reflejar, y lo hacen, la presencia de los Ajustadores (y los Censores los declaran divinos), pero no pueden descifrar el contenido de la mente de los Monitores Misteriosos.