En relación con la declaración del sermón de Jesús, debe notarse que en todas las escrituras hebreas había un concepto dual del reino del cielo. Los profetas presentaban el reino de Dios como:
1. Una realidad presente; y como:
2. Una esperanza futura—cuando el reino se realizaría en su plenitud en el momento en que apareciese el Mesías. Éste es el concepto de reino que enseñaba Juan el Bautista.
Desde el principio, Jesús y los apóstoles enseñaron ambos conceptos. Había otras dos ideas del reino que es bueno recordar:
3. El concepto posterior judío de un reino mundial trascendental de origen sobrenatural y de inauguración milagrosa.
4. Las enseñanzas persas que ilustraban el establecimiento al fin del mundo, de un reino divino como logro del triunfo del bien sobre el mal.
Poco antes del advenimiento de Jesús en la tierra, los judíos combinaron y confundieron todas estas ideas del reino en su concepto apocalíptico del advenimiento del Mesías para establecer la era del triunfo de los judíos, la edad eterna del gobierno supremo de Dios sobre la tierra, el nuevo mundo, la era en la que la humanidad toda adoraría a Yahvé. Al escoger y utilizar este concepto del reino del cielo, Jesús eligió apropiarse de la herencia más vital y culminante tanto de la religión judía como de la persa.
El reino del cielo, tal como ha sido comprendido e interpretado erróneamente durante todos los siglos de la era cristiana, comprende cuatro grupos distintos de ideas:
1. El concepto de los judíos.
2. El concepto de los persas.
3. El concepto de la experiencia personal de Jesús: «el reino del cielo dentro de vosotros».
4. Los conceptos compuestos y confusos que los fundadores y promulgadores del cristianismo han tratado de imponer al mundo.
En momentos distintos y en circunstancias diversas parece que Jesús pudiese haber presentado numerosos conceptos del «reino» en sus enseñanzas públicas, pero a sus apóstoles siempre enseñó que el reino comprende la experiencia personal del hombre en relación con sus semejantes en la tierra y con el Padre en el cielo. En relación con el reino, sus últimas palabras siempre fueron: «el reino está dentro de vosotros».
Los siglos de confusión que sobrevinieron, respecto del significado del término «reino del cielo», se debieron a tres factores:
1. La confusión ocasionada por la observación de la idea de «reino» tal como fue pasando a través de las varias fases progresivas de su modificación por parte de Jesús y de sus apóstoles.
2. La confusión que inevitablemente estaba asociada con el transplante del cristianismo primitivo de suelo judío a suelo gentil.
3. La confusión inherente al hecho de que el cristianismo se transformó en una religión organizada sobre la idea central de la persona de Jesús; el evangelio del reino se tornó más y más una religión sobre él.