El domingo 3 de abril, Jesús, acompañado tan sólo por los doce apóstoles, comenzó desde Betsaida su viaje a Jerusalén. Para evitar las multitudes y para atraer tan poca atención como fuera posible, viajaron por Gérasa y Filadelfia. Les prohibió toda enseñanza pública en este viaje; tampoco les permitió que enseñaran ni predicaran durante su estadía en Jerusalén. Llegaron a Betania, cerca de Jerusalén, tarde en la noche del miércoles 6 de abril. Esa noche la pasaron en la casa de Lázaro, Marta y María, pero al día siguiente se separaron. Jesús, con Juan, permaneció en la casa de un creyente llamado Simón, cerca de la casa de Lázaro en Betania. Judas Iscariote y Simón el Zelote pararon con amigos en Jerusalén, mientras que el resto de los apóstoles residió, de dos en dos, en diferentes casas.
Jesús entró a Jerusalén sólo una vez durante esta Pascua, y eso ocurrió en el gran día de la fiesta. Muchos de los creyentes de Jerusalén, fueron traídos por Abner para reunirse con Jesús en Betania. Durante esta estadía en Jerusalén los doce aprendieron cuán resentidos estaban los ánimos contra su Maestro. Partieron de Jerusalén creyendo todos que estaba a punto de desencadenarse una crisis.
El domingo 24 de abril, Jesús y los apóstoles partieron de Jerusalén en dirección a Betsaida, camino de las ciudades costales de Jope, Cesarea y Tolemaida. Desde allí cruzaron por Ramá y Corazín a Betsaida, llegando el viernes 29 de abril. En cuanto llegaron, Jesús inmediatamente envió a Andrés a que solicitara permiso del rector de la sinagoga para hablar al día siguiente, que era sábado, en el servicio de la tarde. Bien sabía Jesús que esa sería la última vez que se le permitiría hablar en la sinagoga de Capernaum.
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