Desde la periferia del Paraíso hasta los límites interiores de los siete superuniversos se encuentran las siguientes siete condiciones y movimientos del espacio:
1. Las zonas quietas del espacio medio que lindan con el Paraíso.
2. El movimiento procesional en el sentido de las manecillas del reloj de los tres circuitos del Paraíso y los siete de Havona.
3. La zona espacial semi-quieta que separa los circuitos de Havona de los cuerpos oscuros de gravedad del universo central.
4. El cinturón interior de los cuerpos oscuros de gravedad que se mueven en sentido opuesto al de las manecillas del reloj.
5. La segunda zona espacial única que divide las dos sendas espaciales de los cuerpos oscuros de gravedad.
6. El cinturón exterior de los cuerpos oscuros de gravedad, que giran en el sentido de las manecillas del reloj alrededor del Paraíso.
7. Una tercera zona espacial—una zona semi-quieta– que separa el cinturón exterior de los cuerpos oscuros de gravedad de los circuitos más interiores de los siete superuniversos.
Los mil millones de mundos de Havona están dispuestos en siete circuitos concéntricos que rodean directamente los tres circuitos de satélites del Paraíso. Hay más de treinta y cinco millones de mundos en el circuito más interior de Havona y más de doscientos cuarenta y cinco millones en el más exterior, con cantidades proporcionales entre ambos. Cada circuito difiere, pero todos están perfectamente equilibrados y exquisitamente organizados, y cada uno está saturado por una representación especializada del Espíritu Infinito, uno de los Siete Espíritus de los Circuitos. Además de otras funciones, este Espíritu impersonal coordina la conducta de los asuntos celestiales en todas partes de cada uno de los circuitos.
Los circuitos planetarios de Havona no están sobrepuestos; sus mundos se suceden en una procesión lineal ordenada. El universo central gira alrededor de la Isla estacionaria del Paraíso en un vasto plano, que consta de diez unidades concéntricas estabilizadas: los tres circuitos de las esferas del Paraíso y los siete circuitos de los mundos de Havona. Desde el punto de vista físico, los circuitos de Havona y del Paraíso constituyen un solo sistema; su separación responde al reconocimiento de la segregación funcional y administrativa.
En el Paraíso no se computa el tiempo; la secuencia de los acontecimientos sucesivos está implícita en el concepto de aquéllos que son oriundos de la Isla central. Pero el tiempo es propio de los circuitos de Havona y de numerosos de los seres de origen así celestial como terrestre que habitan en ellos. Cada mundo de Havona tiene su propio tiempo local, determinado por su circuito. Todos los mundos de un circuito dado tienen años de la misma longitud, puesto que giran uniformemente alrededor del Paraíso, y la duración de estos años planetarios decrece según se va del circuito más exterior al más interior.
Además del tiempo del circuito de Havona, existe el día estándar y otras designaciones temporales del Paraíso-Havona, determinadas por los siete satélites del Espíritu Infinito del Paraíso, y que de allí proceden. El día estándar del Paraíso-Havona se basa en el tiempo requerido por las moradas planetarias del primer circuito de Havona, el más interior, para completar una revolución alrededor de la Isla del Paraíso; y aunque su velocidad es enorme, debido a su ubicación entre los cuerpos oscuros de gravedad y el gigantesco Paraíso, les lleva casi mil años a estas esferas completar su circuito. Vosotros habéis leído inadvertidamente la verdad, cuando vuestros ojos se posaron sobre la frase «un día es como mil años para con Dios, no más que una vigilia en la noche». Un día del Paraíso-Havona dura tan sólo siete minutos, tres y un octavo de segundos menos que mil años del presente calendario bisiesto de Urantia.
Este día del Paraíso-Havona es la medida estándar de tiempo de los siete superuniversos, aunque cada uno mantiene sus propios patrones internos del tiempo.
En la periferia de este vasto universo central, allá lejos, más allá del séptimo cinturón de los mundos de Havona, gira un increíble número de oscuros cuerpos de gravedad enormes. Estas numerosas masas oscuras son totalmente distintas de otros cuerpos espaciales en muchos aspectos; aun en cuanto a su forma son muy diferentes. Estos cuerpos oscuros de gravedad no reflejan ni absorben la luz; no reaccionan a la luz de la energía física, y rodean y envuelven tan completamente a Havona como para ocultarla de la vista de incluso los universos habitados cercanos del tiempo y el espacio.
El gran cinturón de cuerpos oscuros se divide en dos circuitos elípticos iguales por una intrusión espacial única. El cinturón interior gira en sentido contrario a las manecillas del reloj; el exterior, en el sentido de las manecillas. Estas direcciones alternadas de movimiento, combinadas con la extraordinaria masa de los cuerpos oscuros, equilibran tan eficazmente las líneas de la gravedad de Havona como para convertir el universo central en una creación físicamente equilibrada y perfectamente estabilizada.
La procesión interior de los cuerpos oscuros de gravedad tiene una disposición tubular, consistente de tres conjuntos circulares. Una sección transversal de este circuito mostraría tres círculos concéntricos de densidad aproximadamente igual. El círculo exterior de los cuerpos oscuros de enorme gravedad está dispuesto perpendicularmente, siendo diez mil veces más alto que el circuito interior. El diámetro vertical del circuito exterior es cincuenta mil veces el del diámetro transversal.
El espacio intermedio que existe entre estos dos circuitos de los cuerpos de grave-dad es único puesto que no se encuentra nada que se le asemeje en ninguna otra parte del vasto universo. Esta zona se caracteriza por enormes movimientos en onda en sentido vertical y está llena de gran actividad energética de orden desconocido.
En nuestra opinión, nada igual a los cuerpos oscuros de gravedad del universo central caracterizará la evolución futura de los niveles del espacio exterior; consideramos estas procesiones alternadas de maravillosos cuerpos que equilibran la gravedad, como únicos en el universo maestro.