Entre el circuito interior de Havona y las esferas resplandecientes del Hijo Eterno giran los siete orbes del Espíritu Infinito, mundos habitados por los vástagos del Espíritu Infinito, los hijos trinidizados de personalidades creadas y glorificadas, y otros tipos de seres no revelados que se ocupan de la administración eficaz de las muchas empresas de los varios ámbitos de las actividades universales.
Los Siete Espíritus Rectores son los representantes supremos y últimos del Espíritu Infinito. Ellos mantienen sus estaciones personales, sus focos de poder, en la periferia del Paraíso, pero se dirigen desde estas siete esferas ejecutivas especiales del Espíritu Infinito todas las operaciones que se relacionan con su administración y dirección del gran universo. Los Siete Espíritus Rectores son, en realidad, la rueda compensadora de mente-espíritu del universo de los universos, un poder de ubicación central que todo lo abarca, todo lo comprende y todo lo coordina.
Desde estas siete esferas especiales los Espíritus Rectores operan para equilibrar y estabilizar los circuitos de la mente cósmica del gran universo. También tienen que ver con la actitud espiritual diferencial y la presencia de las Deidades en todo el gran universo. Las reacciones físicas son uniformes, invariables y siempre instantáneas y automáticas. Pero la presencia experiencial espiritual está de acuerdo con las condiciones implícitas o los estados de receptividad espiritual inherente de cada mente de los reinos.
La autoridad, la presencia y la función físicas son invariables en todos los universos, por pequeños o grandes que sean. El factor determinante de diferencias en la presencia o reacción espiritual, es el diferencial variable en su reconocimiento y recepción por parte de las criaturas volitivas. Aunque la presencia espiritual de la Deidad absoluta y existencial no es influida en modo alguno por las actitudes de leal-tad o deslealtad por parte de los seres creados, al mismo tiempo es cierto que la presencia funcional de la Deidad subabsoluta y experiencial es directa y claramente influida por las decisiones, elecciones y actitudes volitivas de estas criaturas finitas—por la lealtad y devoción de los seres, planetas, sistemas, constelaciones, o universos individuales. Pero esta presencia espiritual de la divinidad no es caprichosa ni arbitraria; su variante experiencial es inherente a la dote del libre albedrío de las criaturas personales.
El factor determinante del diferencial de la presencia espiritual existe en vuestro corazón y mente y consiste en la manera de vuestra elección, en las decisiones de vuestra mente y en la determinación de vuestra voluntad. Este diferencial es inherente a las reacciones de libre albedrío de los seres personales inteligentes, seres a quienes el Padre Universal ha ordenado ejercer esta libertad de elección. Las Deidades son siempre fieles a las oscilaciones del péndulo de sus espíritus en la satisfacción y cumplimiento de las condiciones y demandas de este diferencial de elección de la criatura, ya otorgando más de su presencia en respuesta a un sincero deseo de la criatura, ya retirándose de la escena cuando las criaturas deciden adversamente en el ejercicio de su libertad de elección de otorgación divina. De este modo, el espíritu de la divinidad se vuelve humildemente obediente a la elección de las criaturas de los reinos.
Las moradas ejecutivas de los Siete Espíritus Rectores son, en realidad, las sedes centrales en el Paraíso de los siete superuniversos y sus segmentos correlativos en el espacio exterior. Cada Espíritu Rector preside un superuniverso, y cada uno de estos siete mundos se asigna exclusivamente a uno de los Espíritus Rectores. No existe literalmente ninguna fase de la administración subparadisiaca de los siete superuniversos que no esté contemplada en estos mundos ejecutivos. Ellos no son tan exclusivos como las esferas del Padre o las del Hijo, y aunque el estado de residente está limitado a los seres nativos y a los que trabajan allí, estos siete planetas administrativos están siempre abiertos a todos los seres que deseen visitarlos, y que puedan disponer de los necesarios medios de transporte.
Para mí, estos mundos ejecutivos son los sitios más interesantes y fascinantes fuera del Paraíso. En ningún otro lugar del vasto universo puede uno observar actividades tan variadas, en las que participan tantas órdenes diferentes de seres vivientes, que tienen que ver con operaciones en tantos niveles distintos, ocupaciones que son a la vez materiales, intelectuales y espirituales. Cuando se me concede un período de licencia de mis funciones, si por casualidad me encuentro en el Paraíso o en Havona, generalmente acudo a uno de estos mundos activos de los Siete Espíritus Rectores, para inspirar allí mi mente con espectáculos de empresa, devoción, lealtad, sabiduría y eficacia. En ninguna otra parte puedo yo observar tan sorprendente interasociación de actividades de la personalidad en los siete niveles de la realidad universal. Y siempre me estimula observar las actividades de aquellos que saben hacer tan bien su trabajo, y que tan plenamente disfrutan haciéndolo.
[Presentado por un Perfeccionador de la Sabiduría comisionado para este trabajo por los Ancianos de los Días en Uversa.]
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