Buscamos al Supremo en los universos, pero no lo encontramos. «Él es el interior y exterior de todas las cosas y seres, en movimiento e inmóviles. Irreconocible en su misterio, aunque distante, está cerca». El Supremo Todopoderoso es «la forma de lo que aún no formado, el modelo de lo que aún no creado». El Supremo es tu hogar universal, y cuando lo hallas, será como volver al hogar. Él es tu padre experiencial, y aun como en la experiencia de los seres humanos, así ha crecido en la experiencia de la paternidad divina. Os conoce porque es semejante a la criatura así como también es semejante al Creador.
Si verdaderamente deseáis encontrar a Dios, no podéis sino tener en vuestra mente la conciencia del Supremo. Así como Dios es vuestro Padre divino, del mismo modo el Supremo es vuestra Madre divina, en la cual sois alimentados a lo largo de vuestra vida como criaturas universales. «¡Cuán universal es el Supremo—él está en todas partes! Las cosas ilimitadas de la creación dependen de su presencia para la vida, y a nadie se le niega».
Lo que Micael es para Nebadon, el Supremo es para el cosmos finito; su Deidad es la gran avenida a través de la cual el amor del Padre fluye hacia toda la creación, y es la gran avenida a través de la cual las criaturas finitas pasan hacia dentro en su búsqueda del Padre, quien es amor. Aun los Ajustadores del Pensamiento están relacionados con él; en naturaleza y divinidad original son como el Padre, pero cuando obtienen las experiencias de las transacciones del tiempo en los universos del espacio, se vuelven como el Supremo.
La elección de la criatura de hacer la voluntad del Creador es un valor cósmico y tiene un significado universal que desencadena inmediatamente una reacción por parte de una fuerza ubicua pero no revelada de coordinación, probablemente el funcionamiento de la acción en constante ampliación del Ser Supremo.
El alma morontial de un mortal en evolución es realmente el hijo de la acción Ajustadora del Padre Universal y el niño de la reacción cósmica del Ser Supremo, la Madre Universal. La influencia materna domina la personalidad humana a través de la infancia en el universo local del alma en crecimiento. La influencia de ambos padres de Deidad se torna más igual después de la fusión con el Ajustador y durante la carrera superuniversal, pero cuando las criaturas del tiempo comienzan la travesía del universo central de la eternidad, la naturaleza Paternal se torna cada vez más manifiesta, alcanzando su máximo de manifestación finita con el reconocimiento del Padre Universal y la admisión al Cuerpo de los Finalistas.
En la experiencia del logro del estado finalista y a través de ella las cualidades maternales experienciales del yo ascendente llegan a ser afectadas enormemente por el contacto y la infusión de la presencia espiritual del Hijo Eterno y la presencia mental del Espíritu Infinito. Luego, a lo largo de los reinos de la actividad de los finalistas en el gran universo aparece un nuevo despertar del potencial maternal latente del Supremo, una nueva realización de significados experienciales, y una nueva síntesis de valores experienciales de la entera carrera de ascensión. Parecería que esta realización del yo continuara en las carreras del universo de los finalistas de la sexta etapa hasta que la herencia maternal del Supremo logra una sincronía finita con la herencia Ajustadora del Padre. Este fascinante período de la función en el gran universo representa la carrera adulta continuada del mortal ascendente y perfeccionado.
Al completarse la sexta etapa de existencia y al ingresar en la séptima y final etapa de estado espiritual, probablemente comenzarán edades en avance de experiencia enriquecedora, sabiduría maduradora y realización de divinidad. En la naturaleza del finalista esto probablemente equivaldrá al logro completo de la lucha de la mente por la autorrealización espiritual, el cumplimiento de la coordinación de la naturaleza ascendente humana con la naturaleza Ajustadora divina dentro de los límites de las posibilidades finitas. Un yo universal tan magnífico se vuelve de esta manera el hijo finalista eterno del Padre del Paraíso así como también el hijo eterno universal de la Madre Suprema, un yo universal calificado para representar tanto al Padre como a la Madre de los universos y de las personalidades en cualquier actividad o empresa que pertenezca a la administración finita de cosas y seres creados, en creación o en evolución.
Todos los humanos que evolucionan un alma son literalmente los hijos evolucionarios de Dios el Padre y de Dios la Madre, el Ser Supremo. Pero hasta el momento en que el hombre mortal se vuelve consciente en el alma de su herencia divina, debe comprender por la fe esta seguridad del parentesco con la Deidad. La experiencia de la vida humana es el capullo cósmico en el que las dotes universales del Ser Supremo y la presencia universal del Padre Universal (ninguna de las cuales son personalidades) están evolucionando el alma morontial del tiempo y el carácter finalista humano-divino de destino universal y de servicio eterno.
Demasiado frecuentemente los hombres olvidan que Dios es la experiencia más grande en la existencia humana. Otras experiencias están limitadas en su naturaleza y contenido, pero la experiencia de Dios no tiene límites excepto los de la capacidad de comprensión de la criatura, y esta misma experiencia es en sí misma ampliadora de la capacidad. Cuando los hombres buscan a Dios, lo buscan todo. Cuando encuentran a Dios han encontrado todo. La búsqueda de Dios es el don ilimitado de amor acompañado por descubrimientos sorprendentes de amor nuevo y aun más grande capaz de ser donado.
Todo amor verdadero viene de Dios, y el hombre recibe el afecto divino así como él mismo dona su amor a sus semejantes. El amor es dinámico. No puede ser apresado jamás; está vivo, libre, conmovedor y siempre en movimiento. El hombre no puede tomar jamás el amor del Padre y aprisionarlo en su corazón. El amor del Padre puede llegar a ser real para el hombre mortal sólo al pasar a través de la personalidad del hombre cuando a su vez dona ese amor a sus semejantes. El gran circuito del amor viene del Padre, a través de los hijos a los hermanos y de ahí al Supremo. El amor del Padre aparece en la personalidad mortal por ministerio del Ajustador residente. Este hijo que conoce a Dios revela este amor a sus hermanos universales, y este afecto fraternal es la esencia del amor del Supremo.
No hay acercamiento al Supremo excepto a través de la experiencia, y en las épocas actuales de la creación existen tan sólo tres avenidas para el acercamiento de la criatura a la Supremacía:
1. Los ciudadanos del Paraíso descienden de la Isla Eterna a través de Havona, donde adquieren la capacidad de la comprensión de la Supremacía a través del diferencial de realidad del Paraíso-Havona y por el descubrimiento exploratorio de las múltiples actividades de las Personalidades Creadoras Supremas, que van de los Espíritus Rectores hasta los Hijos Creadores.
2. Los ascendentes espacio-temporales que van subiendo desde los universos evolucionarios de los Creadores Supremos se van acercando al Supremo en la travesía de Havona como paso preliminar al aumento de la apreciación de la unidad de la Trinidad Paradisiaca.
3. Los nativos de Havona adquieren una comprensión del Supremo a través de los contactos con los peregrinos descendentes del Paraíso y con los peregrinos ascendentes de los siete superuniversos. Los nativos de Havona están intrínsecamente en una posición que les permite armonizar los puntos de vista esencialmente diferentes de los ciudadanos de la Isla eterna y de los ciudadanos de los universos evolucionarios.
Para las criaturas evolucionarias existen siete grandes avenidas de acercamiento al Padre Universal, y cada una de estas ascensiones al Paraíso pasa a través de la divinidad de uno de los siete Espíritus Rectores; y cada una de estas avenidas está posibilitada por una ampliación de la receptibilidad a la experiencia consiguiente al hecho de que la criatura ha servido en el superuniverso reflectivo de la naturaleza de ese Espíritu Rector. La suma total de estas siete experiencias constituye los límites conocidos en el presente de la conciencia de una criatura de la realidad y actualidad de Dios el Supremo.
No es solamente la limitación propia del hombre la que le previene de hallar al Dios finito; es también la condición incompleta del universo, aun la condición incompleta de todas las criaturas—pasadas, presentes y futuras– la que hace que el Supremo sea inaccesible. Cada individuo que haya logrado el nivel divino de semejanza con Dios puede encontrar a Dios el Padre, pero Dios el Supremo no será descubierto personalmente jamás por ninguna criatura individual hasta ese momento muy distante en el tiempo en que, a través del logro universal de la perfección, todas las criaturas le encontrarán simultáneamente.
A pesar del hecho de que no podéis, en esta edad universal, encontrarlo personalmente así como podéis encontrar y encontraréis al Padre, el Hijo y el Espíritu, sin embargo, el ascenso al Paraíso y la subsiguiente carrera universal gradualmente crearán en vuestra conciencia el reconocimiento de la presencia universal y de la acción cósmica del Dios de toda experiencia. Los frutos del espíritu son la sustancia del Supremo como él es realizable en la experiencia humana.
El logro del Supremo por parte del hombre en algún momento es consiguiente a su fusión con el espíritu de la Deidad del Paraíso. Para los habitantes de Urantia este espíritu es la presencia Ajustadora del Padre Universal; y aunque el Monitor Misterioso proviene del Padre y es como el Padre, dudamos que aun tal don divino pueda lograr la tarea imposible de revelar la naturaleza del Dios infinito a una criatura finita. Sospechamos que lo que los Ajustadores revelarán a los futuros finalistas de la séptima etapa, será la divinidad y naturaleza de Dios el Supremo. Y esta revelación será para una criatura finita lo que la revelación del infinito sería para un ser absoluto.
El Supremo no es infinito, pero probablemente abarca lo todo de la infinidad que una criatura finita pueda jamás comprender. ¡Comprender más que el Supremo sería ser más que finito!
Todas las creaciones experienciales son interdependientes en su realización de destino. Sólo la realidad existencial es autocontenida y autoexistente. Havona y los siete superuniversos se necesitan mutuamente para alcanzar el máximo del logro finito. Del mismo modo serán alguna vez dependientes de los universos futuros del espacio exterior para su trascendencia finita.
Un ascendente humano puede encontrar al Padre; Dios es existencial y por lo tanto real, sea cual fuere el estado de la experiencia en el universo total. Pero ninguna persona que asciende hallará jamás al Supremo hasta que todos los que ascienden hayan alcanzado esa máxima madurez universal que los califica simultáneamente para participar en este descubrimiento.
El Padre no tiene favoritos; trata a cada uno de sus hijos ascendentes como individuos cósmicos. El Supremo de la misma manera no tiene favoritos; trata a sus hijos experienciales como un todo cósmico.
El hombre puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás hombres; y cuando todas las criaturas revelen perfectamente el amor del Supremo, se volverá una actualidad universal para todas las criaturas. Ésa no es más que otra manera de decir que los universos serán establecidos en luz y vida.
El logro de autorrealización perfeccionada por todas las criaturas más el logro del equilibrio perfeccionado a través de los universos iguala el logro del Supremo y presencia la liberación de toda realidad finita de las limitaciones de la existencia incompleta. Tal agotamiento de todos los potenciales finitos da como fruto el logro completado del Supremo y se puede definir de otra manera como la actualización evolucionaría completa del Ser Supremo mismo.
Los hombres no hallan al Supremo en forma repentina y espectacular como un terremoto abre abismos en las rocas, sino que lo encuentran lenta y pacientemente como un río que va desgastando quietamente su lecho.
Cuando hallas al Padre, hallas la gran causa de tu ascensión espiritual en los universos; cuando hallas al Supremo descubrirás el gran resultado de tu carrera de progresión al Paraíso.
Pero ningún mortal que conoce a Dios puede estar nunca solo en su viaje a través del cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado a cada paso, mientras que el camino mismo que está atravesando es la presencia del Supremo.