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Dios el Supremo

5. La Superalma de la Creación

117:5.1

El gran Supremo es la superalma cósmica del gran universo. En él las cualidades y cantidades del cosmos encuentran su reflejo de deidad; su naturaleza de deidad es un compuesto en forma de mosaico de la vastedad total de toda la naturaleza de la criatura-Creador en todos los universos en evolución. El Supremo es también una Deidad que se actualiza incorporando en sí una voluntad creativa que abarca un propósito evolutivo del universo.

117:5.2

Los yos intelectuales, potencialmente personales de lo finito nacen de la Tercera Fuente y Centro y alcanzan síntesis de Deidad espacio-temporal en el Supremo. Cuando la criatura se somete a la voluntad del Creador no sumerge ni cede su personalidad; los participantes individuales con personalidad en la actualización del Dios finito no pierden su yo volitivo por funcionar así. Más bien estas personalidades se aumentan progresivamente por su participación en esta gran aventura a la Deidad; mediante dicha unión con la divinidad el hombre exalta, enriquece, espiritualiza y unifica su yo en evolución hasta el umbral mismo de la Supremacía.

117:5.3

El alma inmortal evolutiva del hombre, la creación conjunta de la mente material y del Ajustador, asciende como tal al Paraíso y posteriormente, cuando es aceptada en el Cuerpo de los Finalistas, se torna aliada de alguna manera nueva con el circuito de gravedad espiritual del Hijo Eterno mediante una técnica de la experiencia, conocida como trascendación finalista. Estos finalistas se vuelven así candidatos aceptables para el reconocimiento experiencial como personalidades de Dios el Supremo. Y cuando estos intelectos mortales en asignaciones futuras no reveladas del Cuerpo de los Finalistas logran la séptima etapa de existencia espiritual, dichas mentes duales se volverán triunas. Estas dos mentes sincronizadas, la humana y la divina, serán glorificadas en unión con la mente experiencial del por entonces actualizado Ser Supremo.

117:5.4

En el futuro eterno, Dios el Supremo será actualizado—expresado creativamente y representado espiritualmente– en la mente espiritualizada, el alma inmortal del hombre ascendente, así como en la vida terrestre de Jesús se reveló de este modo el Padre Universal.

117:5.5

El hombre no se une con el Supremo sumergiendo su identidad personal, pero las repercusiones universales de la experiencia de todos los hombres forman parte de esta manera de la experiencia divina del Supremo. «La acción es nuestra las consecuencias, de Dios».

117:5.6

La personalidad en progreso deja una huella de realidad actualizada al pasar a través de los niveles ascendentes de los universos. Sean éstas o de mente, o de espíritu o de energía, las creaciones crecientes del tiempo y el espacio se modifican por la progresión de la personalidad a través de sus dominios. Cuando el hombre actúa, el Supremo reacciona, y esta transacción constituye el hecho de la progresión.

117:5.7

Los grandes circuitos de energía, mente y espíritu, no son nunca posesiones permanentes de la personalidad ascendente; estos ministerios permanecen por siempre parte de la Supremacía. En la experiencia mortal el intelecto humano reside en las pulsaciones rítmicas de los espíritus ayudantes de la mente y realiza sus decisiones dentro de la arena producida por la participación en los circuitos dentro de este ministerio. En el momento de la muerte mortal se separa el yo humano eternamente del circuito de los ayudantes. Aunque estos ayudantes no parecen trasmitir nunca experiencia desde una personalidad a la otra, pueden trasmitir, y lo hacen, las repercusiones impersonales de la decisión-acción a través de Dios el Séptuple a Dios el Supremo. (Por lo menos esto es verdad en cuanto a los ayudantes de adoración y sabiduría).

117:5.8

Así pues ocurre en los circuitos espirituales: el hombre los utiliza en su ascensión a través de los universos pero nunca los posee como parte de su personalidad eterna. Pero estos circuitos de ministerio espiritual, sean ellos el Espíritu de la Verdad, el Espíritu Santo u otras presencias espirituales superuniversales, son receptivos y reactivos a los valores nacientes en la personalidad ascendente, y estos valores son trasmitidos fielmente a través del Séptuple al Supremo.

117:5.9

Aunque las influencias espirituales tales como el Espíritu Santo y el Espíritu de la Verdad son ministraciones del universo local, su guía no está totalmente confinada a los límites geográficos de una creación local determinada. A medida que el mortal ascendente pasa más allá de las fronteras de su universo local de origen, no está enteramente privado del ministerio del Espíritu de la Verdad que tan constantemente le ha enseñado y guiado a través de los laberintos filosóficos de los mundos materiales y morontiales, en cada crisis de ascensión dirigiendo infaliblemente el peregrino al Paraíso por siempre diciendo: «Éste es el camino». Cuando sales de los dominios del universo local, a través del ministerio del espíritu del Ser Supremo emergente y a través de las disposiciones de la reflexividad del superuniverso, aún serás guiado en tu ascenso al Paraíso por el consolador espíritu directivo de los Hijos de Dios autootorgadores Paradisiacos.

117:5.10

¿De qué manera registran estos múltiples circuitos de ministerio cósmico los significados, valores y hechos de la experiencia evolucionaría en el Supremo? No estamos muy seguros, pero creemos que este registro ocurre a través de las personas de los Creadores Supremos de origen Paradisiaco que son los donadores inmediatos de estos circuitos del tiempo y del espacio. Las acumulaciones de experiencia mental de los siete espíritus ayudantes de la mente, en su ministerio al nivel físico del intelecto, son una parte de la experiencia del universo local de la Ministra Divina y a través de este Espíritu Creativo probablemente se registran en la mente de la Supremacía. Del mismo modo las experiencias mortales con el Espíritu de la Verdad y con el Espíritu Santo probablemente sean registradas por técnicas similares en la persona de la Supremacía.

117:5.11

Aun la experiencia del hombre y del Ajustador debe encontrar un eco en la divinidad del Dios el Supremo, porque, de la forma en que los Ajustadores logran experiencia son como el Supremo, y el alma evolutiva del hombre mortal es creada de la posibilidad preexistente de tal experiencia dentro del Supremo.

117:5.12

De esta manera las múltiples experiencias de toda la creación se vuelven parte de la evolución de la Supremacía. Las criaturas meramente utilizan las cualidades y cantidades de lo finito mientras ascienden hacia el Padre; las consecuencias impersonales de tal utilización permanecen para siempre como parte del cosmos vivo, la persona Suprema.

117:5.13

Lo que el hombre mismo lleva consigo como posesión de la personalidad son las consecuencias para el carácter de la experiencia de haber usado los circuitos de la mente y del espíritu del gran universo en su ascensión al Paraíso. Cuando el hombre decide, y cuando consuma esta decisión en acción, el hombre obtiene experiencia, y los significados y los valores de esta experiencia son por siempre parte de su carácter eterno en todos los niveles, desde el finito hasta el final. El carácter cósmicamente moral y divinamente espiritual representa la acumulación de capital de la criatura de decisiones personales que han sido iluminadas por la adoración sincera, glorificadas por el amor inteligente, y consumadas en servicio fraternal.

117:5.14

El Supremo en evolución finalmente compensará a las criaturas finitas por su inhabilidad de no alcanzar más que el contacto limitado de experiencia con el universo de los universos. Las criaturas pueden llegar al Padre del Paraíso, pero sus mentes evolucionarias, siendo finitas, son incapaces de comprender realmente al Padre infinito y absoluto. Pero puesto que toda experiencia de la criatura se registra en el Supremo y es parte de él, cuando todas las criaturas alcancen el nivel final de la existencia finita, y después de que el desarrollo universal total haga posible su alcance de Dios el Supremo como presencia real de divinidad, entonces, inherentemente al hecho de dicho contacto, existe el contacto con la experiencia total. Lo finito del tiempo contiene dentro de sí mismo las semillas de la eternidad; y se nos enseña que, cuando la plenitud de la evolución presencia el agotamiento de la capacidad para el crecimiento cósmico, el finito total se embarcará en las fases absonitas de la carrera eterna en búsqueda del Padre como Último.


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