El gran universo no es solamente una creación material de grandeza física, sublimidad espiritual y magnitud intelectual, sino que también es un magnífico y sensible organismo viviente. Existe vida real que late a través del mecanismo de la vasta creación del cosmos vibrante. La realidad física de los universos es simbólica de la realidad perceptible del Supremo Todopoderoso; y este organismo material y vivo es penetrado por los circuitos de la inteligencia, así como el cuerpo humano está atravesado por una red de caminos neurales de sensaciones. Las corrientes de energía que activan eficazmente la creación material permean este universo físico así como el cuerpo humano está alimentado y energizado por la distribución circulatoria de los productos de la alimentación asimilables como energía. El vasto universo no está vacío de esos centros de coordinación de magnífico supercontrol los cuales se pueden compararse con el delicado sistema de control químico del mecanismo humano. Pero si tan sólo supierais algo sobre el aspecto físico de un centro de poder, podríamos, por analogía, deciros mucho más sobre el universo físico.
Así como los mortales buscan el mantenimiento de la vida en la energía solar, del mismo modo el gran universo depende de las energías infalibles que emanan del Paraíso bajo para mantener las actividades materiales y los movimientos cósmicos del espacio.
La mente ha sido otorgada a los mortales para que ellos puedan volverse autoconscientes de la identidad y de la personalidad; y la mente—aun una Mente Suprema– ha sido donada a la totalidad de lo finito para que el espíritu de esta personalidad naciente del cosmos trate constantemente de dominar la energía-materia.
El hombre mortal responde a la guía espiritual, así como el gran universo responde a la atracción extensa de gravedad espiritual del Hijo Eterno, la cohesión supermaterial universal de los valores espirituales eternos de todas las creaciones del cosmos finito del tiempo y del espacio.
Los seres humanos son capaces de lograr una autoidentificación eterna con la realidad universal total e indestructible—fusión con el Ajustador del Pensamiento residente. De la misma manera, el Supremo depende eternamente de la estabilidad absoluta de la Deidad Original, la Trinidad del Paraíso.
El impulso del hombre por la perfección del Paraíso, su lucha por llegar a Dios, crea una genuina tensión de divinidad en el cosmos vivo, que puede tan sólo ser solucionada por la evolución de un alma inmortal; esto es lo que sucede con la experiencia de una criatura mortal individual. Pero cuando todas las criaturas y todos los Creadores en el gran universo del mismo modo se esfuerzan por llegar a Dios y a la perfección divina, se acumula una profunda tensión cósmica que tan sólo puede encontrar resolución en la síntesis divina del poder todopoderoso con la persona espiritual del Dios evolutivo de todas las criaturas: el Ser Supremo.
[Patrocinado por un Mensajero Poderoso temporalmente residente en Urantia]
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