Es realmente memorable en la carrera del mortal ascendente este primer despertar en las orillas del mundo de estancia; allí, por primera vez, ver en realidad a tus compañeros angélicos amados por largo tiempo y siempre presentes durante los días en la tierra; allí también hacerse verdaderamente consciente de la identidad y presencia del Monitor divino que por tanto tiempo residió en tu mente sobre la tierra. Tal experiencia constituye un despertar glorioso, una verdadera resurrección.
En las esferas morontiales los serafines asistentes (hay dos de ellos) son abiertamente tus compañeros. Estos ángeles no solamente se asocian contigo a medida que progresas a través de la carrera de los mundos de transición, asistiéndote de toda manera posible en la adquisición del estado morontial y espiritual, sino que también aprovechan la oportunidad de avanzar por el estudio en las academias de expansión para serafines evolucionarios que existen en los mundos de estancia.
La raza humana fue creada apenas por debajo de los tipos más sencillos de las órdenes angélicas. Por lo tanto, vuestra primera asignación del trabajo que os aguarda inmediatamente después de que obtengáis conciencia de la personalidad, posteriormente a vuestra liberación de los vínculos de la carne será como asistentes al serafín.
Antes de abandonar los mundos de estancia, todos los mortales tendrán asociados o guardianes seráficos permanentes. Y a medida que ascendáis en las esferas morontiales, eventualmente serán los guardianes seráficos aquellos que atestiguarán y certificarán los decretos de vuestra unión eterna con los Ajustadores del Pensamiento. Juntos han establecido vuestras identidades de personalidad como hijos de la carne de los mundos del tiempo. Luego, con vuestro logro del estado morontial maduro, os acompañan a través de Jerusem y los mundos asociados del progreso y la cultura del sistema. Después de eso van con vosotros a Edentia y a sus setenta esferas de socialización avanzada, y posteriormente os pilotearán a los Melquisedek y os seguirán a lo largo de la estupenda carrera en los mundos de sede central del universo. Y cuando hayáis aprendido la sabiduría y cultura de los Melquisedek, os llevarán a Salvington, en donde os encontraréis frente a frente con el Soberano de todo Nebadon. Y aún os seguirán estos guías seráficos a través de los sectores menor y mayor del superuniverso y más allá a los mundos de recepción de Uversa, permaneciendo con vosotros hasta que finalmente os enseconafinaréis para el largo viaje a Havona.
Algunos de los guardianes del destino asignados durante la carrera mortal siguen el curso de los peregrinos ascendentes a través de Havona. Los demás se despiden temporalmente de sus asociados mortales de tanto tiempo y luego, mientras estos mortales atraviesan los círculos del universo central, alcanzan los círculos de Serafington. Y estarán esperando en las orillas del Paraíso cuando sus asociados mortales despierten del último sueño de tránsito del tiempo a las nuevas experiencias de la eternidad. Estos serafines ascendentes entran posteriormente en servicios divergentes en el cuerpo de finalistas y el Cuerpo Seráfico de Consumación.
El hombre y el ángel pueden o no ser reunidos en servicio eterno, pero donde sea que la asignación seráfica los lleve, los serafines están siempre en comunicación con sus previos protegidos en los mundos evolucionarios, con los mortales ascendentes del tiempo. Las asociaciones íntimas y los contactos afectivos de los mundos de origen humano no son nunca olvidados ni jamás completamente rotos. En las edades eternas, hombres y ángeles cooperarán en el servicio divino así como lo hicieron en la carrera del tiempo.
Para los serafines, la manera más segura de llegar a las Deidades del Paraíso es mediante la guía conseguida de un alma de origen evolucionario hasta las compuertas del Paraíso. Por lo tanto la asignación de guardián del destino es la tarea más altamente codiciada del trabajo seráfico.
Sólo los guardianes del destino son llamados al Cuerpo de los Finalistas primario o el de los mortales, y dichos pares están ocupados en la suprema aventura de la obtención de la unicidad de las identidades; los dos seres han alcanzado biunificación espiritual en Serafington antes de su admisión al Cuerpo de Finalistas. En esta experiencia las dos naturalezas angélicas, tan complementarias en todas sus funciones universales, alcanzan una condición espiritual última de dos en uno, lo cual repercute en una nueva capacidad para la recepción de un fragmento no Ajustador del Padre del Paraíso y fusión con él. Así algunos de vuestros asociados seráficos amantes en el tiempo también se vuelven vuestros asociados finalistas en la eternidad, hijos del Supremo e hijos perfeccionados del Padre del Paraíso.
[Presentado por el jefe de los serafines estacionados en Urantia.]
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