Una de las cosas más importantes que hace el guardián del destino para su sujeto mortal es efectuar una coordinación personal de las numerosas influencias espirituales impersonales que residen y rodean la mente y el alma de la criatura material en evolución. Los seres humanos son personalidades, y es excesivamente difícil para los espíritus no personales y las entidades prepersonales, hacer un contacto directo con estas mentes tan altamente materiales y discretamente personales. En el ministerio del ángel guardián todas estas influencias están más o menos unificadas y hechas más fácilmente apreciables por la naturaleza expansiva moral de la personalidad humana en evolución.
Más específicamente, puede el guardián seráfico correlacionar las múltiples agencias e influencias del Espíritu Infinito, y lo hace, desde los dominios de los controladores físicos y los espíritus ayudantes de la mente hasta el Espíritu Santo de la Ministra Divina y la presencia del Espíritu Omnipresente de la Tercera Fuente y Centro del Paraíso. Habiendo unificado así y hecho más personales estos vastos ministerios del Espíritu Infinito, el serafín procede a correlacionar esta influencia integrada del Actor Conjunto con la presencia espiritual del Padre y la del Hijo.
El Ajustador es la presencia del Padre; el Espíritu de la Verdad es la presencia de los Hijos. El ministerio de los serafines guardianes unifica y coordina estas dotes divinas en los niveles más bajos de la experiencia espiritual humana. Los servidores angélicos tienen el don de combinar el amor del Padre y la misericordia del Hijo en su ministerio a las criaturas mortales.
Y aquí se revela la razón por la cual el guardián seráfico finalmente se vuelve el custodio personal de los esquemas mentales, de las fórmulas de la memoria y de las realidades del alma del mortal sobreviviente durante ese intervalo entre la muerte física y la resurrección morontial. Nadie, si no los hijos ministerosos del Espíritu Infinito, podría así funcionar para bien de la criatura humana durante esta fase de transición de un nivel del universo a otro nivel más elevado. Aun cuando caes en tu sueño terminal de transición, cuando pasas del tiempo a la eternidad, un alto supernafín comparte del mismo modo el tránsito contigo como custodio de la identidad de la criatura y de la seguridad de la integridad personal.
En el nivel espiritual, el serafín hace personales muchos ministerios por otra parte impersonales y prepersonales del universo; son coordinadores. En un nivel intelectual, son los correlacionadores de la mente y la morontia; son intérpretes. Y en un nivel físico, manipulan el medio ambiente terrestre mediante su vinculación con los Controladores Físicos Decanos y a través del ministerio cooperativo de los seres intermedios.
Éste es un relato de las funciones múltiples e intricadas de un serafín asistente; pero, ¿de qué manera tal personalidad angélica subordinada, creada tan sólo un poco por encima del nivel universal de la humanidad, puede hacer cosas tan difíciles y complejas? Realmente no lo sabemos, pero conjeturamos que este ministerio fenomenal está facilitado de alguna manera no divulgada por el trabajo no reconocido ni revelado del Ser Supremo, la Deidad, que se está actualizando, de los universos evolutivos del tiempo y del espacio. Por todas partes del reino entero de supervivencia progresiva en el Ser Supremo, y a través de él, los serafines forman una parte esencial de la progresión mortal continuada.