Las fases primarias o de origen espiritual de la realidad finita encuentran expresión inmediata en los niveles de las criaturas como personalidades perfectas y en los niveles del universo como la creación perfecta de Havona. Aun la Deidad experiencial está así expresada en la persona espiritual de Dios el Supremo en Havona. Pero las fases secundarias—evolucionarias, condicionadas por el tiempo y la materia– de lo finito se tornan integradas cósmicamente tan sólo como resultado del crecimiento y del logro. Finalmente todos los finitos secundarios o perfeccionantes han de lograr un nivel equivalente al de la perfección primaria, pero este destino está sujeto a un retraso temporal, una cualificación constitutiva en el superuniverso que no se encuentra genéticamente en la creación central. (Sabemos de la existencia de finitos terciarios, pero la técnica de su integración no ha sido aún revelada).
Esta demora temporal superuniversal, este obstáculo al alcance de la perfección, provee la participación de las criaturas en el crecimiento evolucionario. De este modo es posible que la criatura entre en sociedad con el Creador para la evolución de esa misma criatura. Y durante estos tiempos de crecimiento expansivo, lo incompleto está correlacionado con lo perfecto mediante el ministerio de Dios el Séptuple.
Dios el Séptuple significa el reconocimiento por parte de la Deidad del Paraíso de las barreras del tiempo en los universos evolucionarios del espacio. Una personalidad material sobreviviente puede originarse en la parte más alejada del Paraíso, en lo más profundo del espacio, pero siempre estará presente Dios el Séptuple ocupado en el ministerio amante y misericordioso de la verdad, la belleza y la bondad para tal criatura incompleta, esforzada y evolucionaria. El ministerio de divinidad del Séptuple alcanza hacia adentro, a través del Hijo Eterno, al Padre del Paraíso y hacia afuera, a través de los Ancianos de los Días, a los Padres de los universos—los Hijos Creadores.
El hombre, un ser personal y ascendente por progresión espiritual, encuentra la divinidad personal y espiritual de la Deidad Séptuple; pero existen otras fases del Séptuple que no están relacionadas con la progresión de la personalidad. Los aspectos de divinidad de este grupo de Deidades están actualmente integrados en la vinculación entre los Siete Espíritus Rectores y el Actor Conjunto, pero están destinados a ser eternamente unificados en la personalidad emergente del Ser Supremo. Las demás fases de la Deidad Séptuple están variadamente integradas en la presente edad universal, pero todos ellos están del mismo modo destinados a ser unificados en el Supremo. El Séptuple, en todas sus fases, es la fuente de la unidad relativa de la realidad funcional del gran universo presente.