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Las Enseñanzas de Melquisedek en el Levante

5. El Notable Ikhnatón

95:5.1

Las enseñanzas de Amenemope iban lentamente perdiendo su influencia sobre la mente egipcia cuando, mediante la influencia de un médico salemita egipcio, una mujer de la familia real adoptó las enseñanzas de Melquisedek. Esta mujer convenció a su hijo Ikhnaton, faraón de Egipto, a que aceptara estas doctrinas del Dios Único.

95:5.2

Desde la desaparición de Melquisedek de la carne, ningún ser humano hasta ese momento había poseído como Ikhnaton un concepto tan sorprendentemente claro de la religión revelada salemita. En algunos aspectos este joven rey egipcio es una de las personas más notables de la historia humana. Durante esta época de cada vez mayor depresión espiritual en Mesopotamia, mantuvo viva la doctrina de El Elyón, el Dios Único, en Egipto, manteniendo así el canal monoteísta filosófico que fue vital más adelante como base religiosa para el autootorgamiento futuro de Micael. Fue en reconocimiento de este logro, entre otras razones, que el niño Jesús fue llevado a Egipto, donde algunos de los sucesores espirituales de Ikhnaton le vieron y hasta cierto punto comprendieron ciertas fases de su misión divina en Urantia.

95:5.3

Moisés, la más grande personalidad entre Melquisedek y Jesús, fue un regalo con-junto al mundo de la raza hebrea y de la familia real egipcia; y si Ikhnaton hubiese poseído la versatilidad y habilidad de Moisés, se habría manifestado como genio político a la vez que por su sorprendente liderazgo religioso, Egipto se habría vuelto la gran nación monoteísta de esa edad; y si esto hubiese sucedido, es posible tal vez que Jesús podría haber vivido la mayor parte de su vida mortal en Egipto.

95:5.4

Jamás en la historia procedió ningún rey tan metódicamente para llevar a una entera nación del politeísmo al monoteísmo tal como lo hizo este extraordinario Ikhnaton. Con la más sorprendente determinación este joven gobernante rompió con el pasado, cambió su nombre, abandonó su capital, construyó una ciudad enteramente nueva, y creó un nuevo arte y nueva literatura para todo un pueblo. Pero fue demasiado rápido; construyó demasiado, más de lo que podía sobrevivir una vez que hubiese desaparecido. Nuevamente, no supo proveer la estabilidad y prosperidad material de su pueblo, todo lo cual reaccionó desfavorablemente contra sus enseñanzas religiosas cuando las subsiguientes mareas de adversidad y opresión sobrecogieron a los egipcios.

95:5.5

Si este hombre de sorprendentemente clara visión y extraordinaria singularidad de propósito hubiese tenido la sagacidad política de Moisés, habría cambiado toda la historia de la evolución de la religión y de la revelación de la verdad en el mundo occidental. Durante su vida fue capaz de refrenar las actividades de los sacerdotes, a quienes en general él desacreditó, pero mantuvieron sus cultos en secreto y se arrojaron a la acción en cuanto el joven rey desapareció del poder; y no fueron lentos en relacionar todos los problemas subsiguientes que sufriera Egipto con el establecimiento del monoteísmo durante su reinado.

95:5.6

Muy sabiamente Ikhnaton trató de establecer el monoteísmo bajo el aspecto del dios solar. Esta decisión de plantear la adoración del Padre Universal absorbiendo a todos los dioses en la adoración del sol se debió al consejo del médico salemita. Ikhnaton tomó las doctrinas generalizadas de la entonces existente fe atónica sobre la paternidad y maternidad de la Deidad y creó una religión que reconocía a una íntima relación de adoración entre el hombre y Dios.

95:5.7

Ikhnaton fue lo suficientemente sabio como para mantener la adoración exterior de Atón, el dios solar, mientras que condujo a sus asociados en la adoración del Dios único, creador de Atón y supremo Padre de todos. Este joven rey maestro fue un escritor prolífico, siendo el autor de la exposición que lleva por título «El Dios Único», un libro de treinta y un capítulos, que los sacerdotes, cuando volvieron al poder, destruyeron hasta el último ejemplar. Ikhnaton también escribió ciento treinta y siete himnos, doce de los cuales están preservados en el Libro de salmos del Antiguo Testamento, acreditados a un autor hebreo.

95:5.8

La palabra suprema de la religión de Ikhnaton en la vida diaria era «rectitud», y rápidamente expandió el concepto de la rectitud para que abrazara la ética internacional a la vez que la nacional. Ésta fue una generación de sorprendente piedad personal y fue caracterizada por una genuina aspiración entre los hombres y las mujeres más inteligentes de encontrar a Dios y de conocerlo. En aquellos días la posición social o la riqueza no ofrecía ninguna ventaja a los egipcios ante los ojos de la ley. La vida familiar en Egipto hizo mucho para preservar y aumentar la cultura moral y fue posteriormente la inspiración de la excelsa vida familiar de los judíos en Palestina.

95:5.9

La debilidad fatal del evangelio de Ikhnaton estribó en su verdad más grande, la enseñanza de que Atón era no sólo el creador de Egipto sino también de «todo el mundo, hombre y bestias, y todas las tierras extranjeras, aun Siria y Kush, además de esta tierra de Egipto. Todo lo coloca en su lugar y provee por las necesidades de todos». Estos conceptos de la Deidad eran elevados y exaltados, pero no eran nacionalistas. Estos sentimientos de internacionalidad en la religión no podían mejorar el estado de ánimo del ejército egipcio en el campo de batalla, aunque sí proveían armas eficaces para los sacerdotes para que los usaran contra el joven rey y su nueva religión. Tenía un concepto de la Deidad muy por encima de la de los hebreos posteriores, pero era demasiado avanzado para servir los objetivos del constructor de una nación.

95:5.10

Aunque el ideal monoteísta sufrió con la muerte de Ikhnaton, la idea de un Dios único persistió en la mente de muchos grupos. El yerno de Ikhnaton siguió a los sacerdotes, volviendo a la adoración de los viejos dioses y cambiando su nombre a Tutankhamén. La capital volvió a Tebes, y los sacerdotes se enriquecieron con la tierra, ganando eventualmente la posesión de un séptimo de todo Egipto; y finalmente uno de entre la fila de los sacerdotes se atrevió a tomarse el trono.

95:5.11

Pero los sacerdotes no pudieron sobrecoger completamente la oleada monoteísta. Cada vez más se vieron obligados a combinar sus dioses; más y más la familia de los dioses se achicaba. Ikhnaton había asociado el disco inflamado de los cielos con el Dios creador, y esta idea continuó albergándose en el corazón de los hombres, aun de los sacerdotes, mucho después de la muerte del joven reformador. Jamás murió completamente este concepto del monoteísmo en el corazón de los hombres de Egipto y en el mundo. Persistió aun hasta la llegada del Hijo Creador de ese mismo Padre divino, el Dios único a quien Ikhnaton había tan celosamente proclamado para que todo Egipto lo adorara.

95:5.12

La debilidad de la doctrina de Ikhnaton yacía en el hecho de que proponía una religión tan avanzada que tan sólo los egipcios instruidos podían comprender plenamente sus enseñanzas. La masa de los trabajadores de la tierra nunca captó plenamente su evangelio y por lo tanto estaba lista para volver con los sacerdotes a la adoración antigua de Isis y de su consorte Osiris, quien supuestamente había resucitado milagrosamente de la muerte cruel a manos de Set, el dios de la oscuridad y del mal.

95:5.13

La enseñanza de la inmortalidad para todos los hombres era demasiado avanzada para los egipcios. Sólo los reyes y los ricos tenían la promesa de la resurrección; por lo tanto, embalsamaban y preservaban tan cuidadosamente sus cuerpos en las tumbas para el día del juicio. Pero la democracia de la salvación y resurrección tal como la enseñó Ikhnaton finalmente prevaleció, hasta el grado en que los egipcios más adelante creyeron en la supervivencia aun de los animales.

95:5.14

Aunque el esfuerzo de este gobernante egipcio por imponer la adoración del Dios único a su pueblo aparentemente fracasó, es necesario que registremos que las repercusiones de su trabajo persistieron durante siglos tanto en Palestina como en Grecia, y que Egipto de este modo se tornó el agente de transmisión de la cultura evolucionaria combinada del Nilo y de la religión reveladora del Éufrates para todos los pueblos subsiguientes del occidente.

95:5.15

La gloria de esta gran era de desarrollo moral y crecimiento espiritual en el valle del Nilo estaba pasando rápidamente alrededor del tiempo en que estaba comenzando la vida nacional de los hebreos, y después de su estadía en Egipto estos beduinos se llevaron consigo muchas de estas enseñanzas y perpetuaron muchas de las doctrinas de Ikhnaton en su religión racial.


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