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El Segundo Jardín

6. La Supervivencia de Adán y Eva

76:6.1

Adán y Eva fueron a su descanso mortal con fuerte fe en las promesas que les habían hecho los Melquisedek en el sentido de que, en algún momento, despertarían del sueño de la muerte para reanudar la vida en los mundos de estancia, mundos que conocían muy bien de sus días anteriores a su misión en la carne material de la raza violeta sobre Urantia.

76:6.2

No descansaron mucho tiempo en el olvido del sueño inconsciente de los mortales del reino. Al tercer día de la muerte de Adán, el segundo día después de su reverente entierro, las órdenes de Lanaforge, sostenidas por el Altísimo de Edentia y aprobadas por el Unión de los Días en Salvington, actuando de parte de Micael, fueron puestas en manos de Gabriel, dirigiendo el acto especial de pasar lista de los distinguidos supervivientes de la contumacia adánica en Urantia. Y de acuerdo con este mandato de resurrección especial, el número veintiséis de la serie de Urantia, Adán y Eva fueron repersonalizados y reensamblados en las salas de resurrección de los mundos de estancia de Satania juntamente con 1.316 de sus asociados en la experiencia del primer jardín. Muchas otras almas leales ya habían sido trasladadas al llegar Adán, cuando se realizó una adjudicación dispensacional tanto de los supervivientes durmientes como de los ascendentes calificados vivientes.

76:6.3

Pasaron de prisa Adán y Eva por los mundos del ascenso progresivo hasta que alcanzaron la ciudadanía en Jerusem, convirtiéndose nuevamente en residentes del planeta de su origen, pero esta vez como miembros de diferente orden de personalidades del universo. Dejaron Jerusem como ciudadanos permanentes—Hijos de Dios; volvieron como ciudadanos ascendentes—hijos del hombre. Inmediatamente fueron agregados al servicio de Urantia en la capital del sistema, y posteriormente se les asignó calidad de socio en el órgano de asesoría y control de Urantia junto con los veinticuatro consejeros que lo constituyen.

76:6.4

Así, pues, termina la historia del Adán y Eva Planetarios de Urantia, una historia de pruebas, tragedias y triunfos, por lo menos un triunfo personal para vuestro Hijo y vuestra Hija Materiales bienintencionados pero engañados, e indudablemente, a la postre, una historia de triunfo final para su mundo y sus habitantes perturbados por la rebelión y acosados por el mal. A fin de cuentas, Adán y Eva hicieron una poderosa contribución al desarrollo más rápido de la civilización y al progreso biológico acelerado de la raza humana. Dejaron una gran cultura en la tierra, pero no fue posible que esta civilización tan avanzada sobreviviera en la estela de la dilución prematura y sumersión ulterior de la herencia adánica. El pueblo hace la civilización; la civilización no hace al pueblo.

76:6.5

[Presentado por Solonia, la «voz seráfica en el Jardín».]


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