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La Rebelión de Lucifer

7. La Historia de la Rebelión

53:7.1

La rebelión de Lucifer abarcó todo el sistema. Treinta y siete Príncipes Planetarios en secesión entregaron las administraciones de sus mundos a las filas del archirrebelde. Sólo en Panoptia el Príncipe Planetario fracasó en arrastrar a su pueblo a la rebelión. En este mundo, bajo la guía de los Melquisedek el pueblo se congregó en apoyo de Micael. Elanora, una joven de ese reino mortal, tomó el liderazgo de las razas humanas, y ni una sola alma de ese mundo trastornado por las luchas se enlistó bajo la bandera de Lucifer. Y desde aquel entonces, estos leales panoptianos han servido en el séptimo mundo de transición de Jerusem como cuidadores y constructores en la esfera del Padre y en sus siete mundos de detención que la rodean. Los panoptianos no sólo actúan como custodios literales de estos mundos, sino que también ejecutan las órdenes personales de Micael para el embellecimiento de estas esferas para una utilización desconocida del futuro. Hacen este trabajo mientras se detienen ahí, en el camino a Edentia.

53:7.2

Durante todo este período, Caligastia advocaba la causa de Lucifer en Urantia. Los Melquisedek se opusieron hábilmente al apóstata Príncipe Planetario, pero los sofismas de la libertad sin frenos y las ilusiones de la autoaserción tuvieron todas las oportunidades para engañar a los pueblos primitivos de un mundo joven y no desarrollado.

53:7.3

La propaganda para la secesión hubo de llevarse a cabo mediante el esfuerzo personal, porque se había suspendido el servicio de emisión y todas las demás avenidas de comunicación interplanetaria por acción de los supervisores de los circuitos del sistema. En el momento del estallido de la insurrección, todo el sistema de Satania fue aislado de los circuitos de la constelación y también los del universo. Durante este período, todos los mensajes que llegaban y salían eran despachados por agentes seráficos y Mensajeros Solitarios. Los circuitos a los mundos caídos también estaban cortados, de modo que Lucifer no podía utilizar esta avenida para fomentar su esquema nefasto. Y mientras el archirrebelde viva dentro de los confines de Satania no se volverán a establecer estos circuitos.

53:7.4

Ésta fue una rebelión Lanonandek. Las órdenes más altas de filiación del universo local no se unieron a la secesión de Lucifer, aunque algunos de los Portadores de Vida estacionados en los planetas rebeldes estuvieron un tanto influidos por la rebelión de los príncipes desleales. Ninguno de los Hijos Trinidizados se descarrió. Los Melquisedek, los arcángeles y las Estrellas Brillantes Vespertinas se mantuvieron todos leales a Micael y, con Gabriel, lucharon valientemente por la voluntad del Padre y el gobierno del Hijo.

53:7.5

Ningún ser de origen en el Paraíso participó en la deslealtad. Juntamente con los Mensajeros Solitarios, establecieron su sede en el mundo del Espíritu y permanecieron bajo el liderazgo del Fiel de los Días en Edentia. Ninguno de los conciliadores traicionó, tampoco ni se descarrió uno solo de los Registradores Celestiales. Pero hubo grandes pérdidas entre los Compañeros Morontiales y los Maestros de los Mundos de Estancia.

53:7.6

De la orden suprema de los serafines, no se perdió ni un solo ángel, pero un grupo considerable de la orden siguiente, la orden superior, fue engañado y engatusado. Del mismo modo se descarriaron algunos de la orden tercera o supervisora de ángeles. Pero el colapso terrible se produjo en el cuarto grupo, los ángeles administradores, o sea los serafines que están normalmente asignados al servicio de las capitales de los sistemas. Manotia salvó a casi dos tercios de ellos, pero un poco más de un tercio siguieron a su jefe uniéndose a las filas rebeldes. Un tercio de todos los querubines de Jerusem vinculados a los ángeles administradores se perdieron con sus serafines desleales.

53:7.7

De los auxiliares angélicos planetarios, los asignados a los Hijos Materiales, aproximadamente un tercio fueron engañados, y casi diez por ciento de los ministros de transición fueron engatusados. Juan vio esto simbólicamente cuando escribió del gran dragón rojo, diciendo: «Y su cola atrajo a una tercera parte de las estrellas del cielo y las lanzó a la obscuridad».

53:7.8

La pérdida más grande aconteció en las filas angélicas, pero la mayoría de las órdenes más bajas de inteligencia participaron en la deslealtad. De los 681.217 Hijos Materiales perdidos en Satania, el noventa y cinco por ciento se perdieron en la rebelión de Lucifer. Grandes números de seres intermedios se perdieron en los planetas individuales cuyos Príncipes Planetarios abrazaron la causa de Lucifer.

53:7.9

En muchos aspectos esta rebelión fue la más desastrosa y de mayor magnitud de todos estos sucesos en Nebadon. Hubo más personalidades comprometidas en esta insurrección que en las otras dos juntas. Es deshonor eterno para ellos que los emisarios de Lucifer y Satanás no exceptuaron las guarderías de capacitación de infantes en el planeta cultural finalista, sino que más bien intentaron corromper estas mentes en desarrollo misericordiosamente salvadas de los mundos evolucionarios.

53:7.10

Los mortales ascendentes eran vulnerables, pero resistieron a los sofismas de la rebelión mejor que los espíritus más bajos. Aunque cayeron muchos en los mundos de estancia más bajos, aquellos que no habían logrado la fusión final con sus Ajustadores, está registrado para gloria de la sabiduría del esquema de ascensión que ni uno solo de los integrantes de la ciudadanía ascendente de Satania residentes en Jerusem participó en la rebelión de Lucifer.

53:7.11

Hora tras hora y día tras día las estaciones emisoras de todo Nebadon estaban repletas de ansiosos observadores de toda clase imaginable de inteligencias celestiales, que examinaban ávidamente los boletines sobre la rebelión de Satania y se regocijaban al oír narrar continuamente los informes de la lealtad inflexible de los mortales ascendentes que, bajo el liderazgo Melquisedek, triunfaron en su resistencia a los esfuerzos combinados y prolongados de todas las sutiles fuerzas del mal que tan rápidamente se habían congregado bajo el estandarte de la secesión y el pecado.

53:7.12

Pasaron más de dos años de tiempo del sistema entre el comienzo de la «guerra en los cielos» y la instalación del sucesor de Lucifer. Pero finalmente llegó el nuevo Soberano al mar de cristal con su séquito. Me encontraba entre las reservas movilizadas en Edentia por Gabriel, y recuerdo bien el primer mensaje de Lanaforge al Padre de la Constelación de Norlatiadek. Decía: «No se ha perdido un solo ciudadano de Jerusem. Todos los mortales ascendentes sobrevivieron la dura prueba y surgieron de la comprueba crucial triunfadores y victoriosos». Y este mensaje llegó a Salvington, Uversa y el Paraíso, transmitiendo la certidumbre de que la experiencia de sobrevivir en la ascensión mortal es la mayor protección contra la rebelión y la salvaguardia más segura contra el pecado. Este noble grupo de mortales fieles de Jerusem sumaba 187.432.811.

53:7.13

Con la llegada de Lanaforge los archirrebeldes fueron derrocados y privados de todo poder gobernante, aunque se les permitió movilizarse libremente por Jerusem, las esferas morontiales, y aun los distintos mundos habitados. Ellos continuaron sus esfuerzos de decepción y seducción para confundir y descarriar las mentes de los hombres y de los ángeles. Pero en cuanto a su tarea en el monte administrativo de Jerusem, «no se halló ya lugar para ellos».

53:7.14

Aunque Lucifer fue privado de toda autoridad administrativa en Satania, no existía por aquel entonces ningún poder ni tribunal del universo local que pudiese detener o destruir a este maligno rebelde; en aquella época Micael no era un gobernante soberano. Los Ancianos de los Días apoyaron a los Padres de la Constelación en la toma del gobierno del sistema, pero no han emitido jamás ninguna decisión subsiguiente en las muchas apelaciones aun pendientes respecto del estado presente y de la disposición futura de Lucifer, Satanás y sus asociados.

53:7.15

Así pues, estos archirrebeldes pudieron deambular por todo el sistema en busca de la incursión ulterior de sus doctrinas de descontento y autoaserción. Pero en casi doscientos mil años urantianos han sido incapaces de engañar a otro mundo. No se ha perdido ningún mundo de Satania desde la caída de los treinta y siete, ni siquiera aquellos mundos más jóvenes que fueron poblados después del día de la rebelión.


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