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Los Hijos de Dios Ascendentes

9. Los Mortales Fusionados con el Espíritu

40:9.1

Los mortales ascendentes fusionados con el espíritu no son personalidades de la Tercera Fuente; se les incluye en el circuito de personalidad del Padre, pero se han fusionado con individualizaciones del espíritu premental de la Tercera Fuente y Centro. Tal fusión con el Espíritu nunca ocurre durante el transcurso de la vida natural; tan sólo sucede en el momento del despertar mortal a la existencia morontial en los mundos de estancia. En la experiencia de fusión no hay superposición. La criatura volitiva se fusiona con el Espíritu o con el Hijo o con el Padre. Aquellos que se fusionan con el Ajustador o con el Padre no se fusionan nunca con el Espíritu ni con el Hijo.

40:9.2

El hecho de que estos tipos de criaturas mortales no sean candidatos para la fusión con el Ajustador no impide que los Ajustadores moren en ellos durante la vida en la carne. Los Ajustadores trabajan en la mente de tales seres durante el transcurso de la vida material pero no pasan nunca a integrarse como uno con las almas de quienes protegen. Durante la estadía temporal los Ajustadores sí forman efectivamente el mismo complemento espiritual de la naturaleza mortal—el alma– que establecen en los candidatos para la fusión con el Ajustador. Hasta el momento de la muerte mortal el trabajo de los Ajustadores es totalmente semejante a su función en vuestras propias razas, pero ante la disolución mortal los Ajustadores se despiden eternamente de estos candidatos para la fusión con el Espíritu y, dirigiéndose directamente a Divinington, la sede de todos los Monitores divinos, allí aguardan nuevas asignaciones de su orden.

40:9.3

Estos sobrevivientes adormecidos son repersonalizados en los mundos de estancia, el lugar de los Ajustadores que se han ido lo ocupa una individualización del espíritu de la Ministra Divina, la representante del Espíritu Infinito en el universo local correspondiente. Esta infusión de Espíritu constituye a estas criaturas sobrevivientes en mortales fusionados con el Espíritu. Tales seres son en todo sentido vuestros iguales en mente y espíritu, son en realidad vuestros contemporáneos, compartiendo como lo hacen las esferas de estancia y de vida morontial con vuestra orden de candidatos para la fusión y con los que han de ser fusionados con el Hijo.

40:9.4

Existe sin embargo un detalle en el cual los mortales fusionados con el Espíritu difieren de sus hermanos ascendentes: la memoria mortal de la experiencia humana en los mundos materiales de origen sobrevive a la muerte en la carne porque el Ajustador residente ha adquirido una contraparte espiritual, o transcripción, de aquellos acontecimientos de la vida humana que eran de significado espiritual. Pero en los mortales fusionados con el Espíritu no existe tal mecanismo mediante el cual pueda persistir la memoria humana. Las transcripciones de la memoria hechas por el Ajustador son completas e intactas, pero estas adquisiciones son posesiones experienciales de los Ajustadores que han partido y no están disponibles para las criaturas en las que residieron anteriormente, quienes por lo tanto despiertan en las salas de resurrección de las esferas morontiales de Nebadon como si fueran seres recién creados, criaturas sin conciencia de una existencia previa.

40:9.5

Estos hijos del universo local pueden volver a posesionarse de gran parte de su anterior memoria de la experiencia humana a través de las narraciones de los serafines y querubines asociados y mediante la consulta de los registros de la carrera mortal, archivados por los ángeles de registro. Esto pueden hacer con certidumbre indudable porque el alma sobreviviente, de origen experiencial en la vida material y mortal, aunque no tenga memoria de los acontecimientos mortales, posee una reacción residual de reconocimiento experiencial de aquellos acontecimientos no recordados de la experiencia pasada.

40:9.6

Cuando a un mortal fusionado con el Espíritu se le narran los acontecimientos de su experiencia pasada no recordada, existe una inmediata reacción de reconocimiento experiencial dentro del alma (identidad) de dicho sobreviviente, que instantáneamente tiñe el acontecimiento narrado con el color emocional de la realidad y con la calidad intelectual del hecho; y esta reacción dual constituye la reconstrucción, reconocimiento, y validación de una faceta no recordada de la experiencia mortal.

40:9.7

Aun para los candidatos para la fusión con el Ajustador, tan sólo aquellas experiencias humanas que fueron de valor espiritual son posesiones comunes del sobreviviente mortal y del Ajustador que retorna y por lo tanto son recordadas inmediatamente después de la supervivencia mortal. En cuanto a aquellos acontecimientos que no fueron de significación espiritual, aun estos candidatos a la fusión con el Ajustador deben depender del atributo de la reacción de reconocimiento en el alma sobreviviente. Y puesto que cualquier acontecimiento puede tener una connotación espiritual para un mortal pero no para otro, es posible que un grupo de seres ascendentes contemporáneos del mismo planeta reúnan su bagaje de acontecimientos recordados por el Ajustador y de esta manera reconstruyan cualquier experiencia que hayan tenido en común y que fue de valor espiritual para cualquiera de ellos.

40:9.8

Aunque comprendemos estas técnicas de reconstrucción de la memoria bastante bien, no captamos la técnica del reconocimiento de la personalidad. Las personalidades que alguna vez estuvieron asociadas responden mutuamente en forma totalmente independiente de la operación de la memoria, a pesar de que la memoria misma y las técnicas de su reconstrucción sean necesarias para que esta reacción mutua de las personalidades tenga la plenitud del reconocimiento.

40:9.9

Un sobreviviente fusionado con el Espíritu también es capaz de aprender mucho sobre la vida que vivió en la carne mediante una visita a su mundo de natividad, posteriormente a la dispensación planetaria en la cual vivió. Estos hijos fusionados con el Espíritu pueden disfrutar de estas oportunidades para investigar sus carreras humanas puesto que en general se confinan al servicio del universo local. No comparten vuestro destino elevado y excelso en el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad; sólo los mortales fusionados con el Ajustador u otros seres ascendentes especialmente abrazados entran a formar las filas de aquellos que aguardan la eterna aventura de la Deidad. Los mortales fusionados con el Espíritu son ciudadanos permanentes de los universos locales; pueden aspirar al destino paradisiaco, pero no pueden estar seguros de él. En Nebadon su hogar universal es el octavo grupo de mundos que rodean a Salvington, un cielo de destino de la naturaleza y ubicación muy semejantes al que se visualiza en las tradiciones planetarias de Urantia.


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