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Los Años de la Adolescencia

El Decimosexto Año (Año 10 d. de J.C.)  •  El Decimoséptimo Año (Año 11 d. de J.C.)  •  El Decimoctavo Año (Año 12 d. de J.C.)  •  El Decimonoveno Año (Año 13 d. de J.C.)  •  Rebeca, la Hija de Esdras  •  Su Vigésimo Año (Año 14 d. de J.C.)

AL ENTRAR a los años de su adolescencia, Jesús se encontró como jefe y único sostén de una numerosa familia. Pocos años después de la muerte de su padre habían perdido todas sus propiedades. Según pasaba el tiempo, Jesús iba cobrando conciencia de su preexistencia; al mismo tiempo se daba cuenta cada vez más plenamente de que su presencia en la tierra y en la carne respondía al propósito explícito de revelar su Padre Paradisiaco a los hijos de los hombres.

127:0.2

Ningún adolescente que haya vivido o haya de vivir en este mundo o en otro, ha tenido o tendrá jamás problemas tan difíciles y profundos que resolver ni tan intrincadas dificultades que desentrañar. Ningún joven de Urantia tendrá que pasar jamás por los conflictos angustiosos y las duras pruebas por los que Jesús mismo tuvo que atravesar durante esos arduos años que median entre los quince y los veinte de su edad.

127:0.3

Habiendo tenido pues la experiencia real de vivir estos años de adolescencia en un mundo asediado por el mal y perturbado por el pecado, el Hijo del Hombre llegó a poseer pleno conocimiento de la experiencia vital de los jóvenes de todos los dominios de Nebadon, y así para siempre se convirtió en el comprensivo refugio de los adolescentes acongojados y perplejos de todas las edades y de todos los mundos del universo local.

127:0.4

Lentamente y con certidumbre y a través de la experiencia real, este Hijo divino gana el derecho de convertirse en el soberano de su universo, el gobernante supremo e indisputado de todas las inteligencias creadas en todos los mundos del universo local, el comprensivo refugio de los seres de todas las edades y de todos los grados de dotes y experiencias personales.


 
 
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El libro de Urantia